viernes, 10 de abril de 2015

LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA



    Las guerras son las peores enfermedades del ser humano y las siniestras contiendas que enfrentan a padres, hermanos, hijos o gentes de un mismo país.  En la Guerra Civil española el crimen sin freno fue la mejor forma de saldar deudas, envidias y viejas rencillas y,  por supuesto de acabar con el enemigo político. España se convirtió en un magnifico campo de prueba para evaluar el rendimiento de nuevos armamentos y tácticas militares para la futura contienda mundial. La Guerra Civil española marca el primer antecedente de la II Guerra Mundial, el fin de una época bélica y el comienzo de las guerras modernas.


Voluntarios de más de 20 países vinieron a luchar en una guerra que no era la suya, bien por ideales o como soldados a sueldo. Éstos son conocidas como las brigadas internacionales. Hombres de todo el mundo vinieron a España a combatir por los españoles y por ellos mismos. Fue la lucha contra el fascismo que comenzó a inundar Europa.

La inestabilidad social que reinaba en España durante 1936 tras el triunfo electoral de la coalición de partidos de izquierdas denominada Frente Popular era latente en la sociedad. Pistoleros, huelgas y una derecha decidida a recuperar el poder eran el caldo de cultivo perfecto para una Guerra Civil. Una serie de generales comenzaron a conspirar en la sombra, entre ellos destacaban tres grandes figuras, Emilio Mola, quien llevó el peso organizativo del futuro golpe, el exiliado general Sanjurjo, que se encargaría de presidir la Junta Nacional de Defensa y Francisco Franco, quien finalmente se haría con los mandos del bando sublevado.



El asesinato de José Calvo Sotelo, un afamado político de derechas el 14 de Julio de 1936 hizo que los sectores conservadores más reacios al golpe militar como pueden ser los carlistas y los seguidores del CEDA, decidiesen participar directamente en él. Por tanto, los sublevados, seguros ya de su fuerza, decidieron llevar a cabo el golpe de forma inminente.

El 18 de julio de 1936 constituye la fecha oficial del inicio de la Guerra Civil, en gran medida percibida como inevitable tanto por partidarios de la República como de los sublevados. El viernes 17 de julio se inicia el levantamiento en el Norte de África y el 18 se extiende a la Península.

En los primeros días de la sublevación muere el General Sanjurjo en un accidente aéreo, quedando el mando del bando sublevado en manos de Francisco Franco y Emilio Mola.

Fases de la Guerra:
Julio de 1936 - marzo de 1937
El cruce del estrecho por las tropas sublevadas fue decisivo para consolidar posiciones en Andalucía y dominar en pocas semanas Extremadura. La toma de Madrid era una prioridad absoluta para los insurgentes. El plan consistía en una confluencia de las tropas del general Mola (llegadas desde el Norte) y las de Franco (desde el Sur).

Pero las tropas de Mola fueron frenadas en Somosierra y Franco prefirió desviarse hacia Toledo, donde el Alcázar resistía desde la sublevación, sitiado por fuerzas republicanas. La liberación del Alcázar fue un éxito propagandístico (y personal) de Franco, pero se perdió un tiempo decisivo para conquistar Madrid.



Al reanudar la ofensiva en noviembre, se encontró con una resistencia tenaz. El Gobierno republicano fue evacuado a Valencia y se creó una Junta de Defensa de Madrid. El intento franquista de conquistar Madrid por el río Jarama (febrero de 1937) también fracasó. Los republicanos obtuvieron una resonante victoria en Guadalajara, pero apenas la aprovecharon.

Durante este periodo, las ciudades de San Sebastián, Irún y Málaga fueron ocupadas por las tropas sublevadas.

Abril - octubre de 1937
Ante la resistencia de Madrid, el ejército franquista dirigió sus objetivos hacia Asturias, Cantabria y Vizcaya. Se trataba de zonas de gran valor económico por su riqueza siderometalúrgica y minera. La ofensiva fue iniciada por Mola en marzo de 1937. En este frente, la Legión Cóndor alemana bombardeó la localidad vizcaína de Guernica el 26 de abril. En junio las tropas franquistas tomaron Bilbao y suprimieron la autonomía vasca.



Con el fin de dispersar las fuerzas franquistas, el ejército republicano inició las contraofensivas de Brunete (en las cercanías de Madrid) y Belchite (en Aragón).

En agosto de 1937 los franquistas -con presencia destacada de tropas italianas- tomaron la ciudad de Santander. Y en octubre ocuparon Asturias, donde Oviedo resistió desde el inicio de la sublevación.

Octubre de 1937 - 1 de abril de 1939
A finales de 1937 la zona republicana estaba reducida a la franja oriental de España.

En diciembre de 1937, el ejército republicano tomó la iniciativa y conquistó la ciudad de Teruel. Franco la reconquistó en febrero de 1938 y avanzó hasta llegar al Mediterráneo en Vinaroz (Castellón), partiendo en dos la zona republicana. En abril de 1938 las tropas franquistas ocuparon Lérida y el Estatuto de Cataluña fue derogado.

La respuesta republicana consistió en cruzar por sorpresa el río Ebro en julio. Comenzó así la batalla del Ebro, el episodio más sangriento de la guerra por el número de bajas y la dureza de los combates. En noviembre, los republicanos se veían obligados a cruzar el río en sentido contrario.




En diciembre de 1938, Franco inició la ofensiva contra Cataluña. En enero de 1939 era ocupada Barcelona y se producía un enorme éxodo hacia Francia. Unos 120 mil hombres llegaron a la frontera francesa, a los que el gobierno francés ordena dejar las armas si quieren entrar. Unos 50 mil soldados fueorn apresados por los nacionales.



El 5 de marzo  de 1939, el coronel Casado, un eterno insatisfecho que desde mayo de 1938 era comandante del ejército republicano, lanzo un golpe militar contra el Gobierno de Juan Negrín. Irónicamente, así provocó que el final de la Guerra Civil española fuese casi idéntico al comienzo. Como habían hecho Mola, Franco y los demás conspiradores de 1936, Casado dirigió a una parte del ejército republicano en una revuelta contra su gobierno. Aseguraba, como habían hecho los anteriores, y también sin fundamento alguno, que el gobierno de Negrín era una marioneta del Partido Comunista y que se avecinaba un golpe de Estado  inminente para instaurar una dictadura comunista.

El problema no era solo la traición del alto mando de los ejércitos de la zona centro-sur. También estaba la cuestión de las crecientes diferencias logísticas entre ambos bandos. La superioridad de los franquistas en cuanto a tanques, artillería, cobertura aérea y ametralladoras era abrumadora.

Mientras tanto Negrín intentaba mantener desesperadamente un esfuerzo bélico con la esperanza, no de la victoria, sino de un acuerdo de paz honorable. En palabras de Juan Negrín “La paz negociada siempre; la rendición sin condiciones para que fusilen a medio millón de españoles, eso nunca”.



Ernest Hemingway resumía la postura de Negrín de este modo: “En una guerra nunca puedes reconocer, ni siquiera a ti mismo, que todo está perdido, te machacan. Aquel que esta siendo machacado y se niega a reconocerlo y sigue luchando por más tiempo, gana todas las batallas definitivas; a menos, por supuesto, que lo maten, se muera de hambre o se vea privado de armas o traicionado. Todas estas cosas le ocurrieron al pueblo español. Muchos murieron, sucumbieron al hambre o fueron privados de armas o traicionados”.



Tras la sublevación de Casado se produce un fortísimo enfrentamiento entre las mismas fuerzas republicanas, el control de Madrid es tomado por la nueva institución, y se inician unas acciones con el Gobierno de Burgos tendientes a lograr un acuerdo de paz. El 26 de marzo tras el fracaso de las gestiones, cae la ciudad y el Gobierno republicano ve caer una tras otra las últimas capitales de provincia, que todavía mantenía bajo control. Estas fueron: Almería, Ciudad Real, Jaén, Albacete y Cuenca el 29 de marzo. Mientras que le siguen el 30 de marzo: Alicante y Valencia, y el 31 de marzo Murcia.

El 1 de Abril de 1939 tras la toma de Alicante, último bastión republicano, la radio trasmitía un anuncio, el último parte de la Guerra Civil Española: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. Burgos, 1 de abril de 1939, año de la victoria. El Generalísimo. Fdo. Francisco Franco Bahamonde".



Franco había demostrado, tanto por la naturaleza de su lenta estrategia militar como por sus numerosas declaraciones en público y en privado, que estaba haciendo una inversión del terror. Desde que a principios de abril de 1939 tuvo a España entera en sus manos, la guerra contra la República iba a prolongarse por otros medios; no en los frentes de batallas, sino en los tribunales militares, las cárceles, los campos de concentración, los batallones de trabajos, e incluso entre los exiliados.



El 28 de julio de 1936, en Burgos, la Junta de Defensa Nacional había declarado el Estado de guerra en todo el territorio español, estuviera o no ocupado por los rebeldes. El decreto proclamaba la determinación de la Junta para castigar a todo aquel que, “cegado por un sectarismo incomprensible, cometiera acciones u omisiones que acusaren perjuicio a los fines que persigue este Movimiento redentor de nuestra Patria”. Cualquier infracción de ese tipo sería considerada un delito de rebelión militar y, por tanto, quedaría sujeta a la justicia militar; de hecho, el texto imponía procedimientos judiciales extraordinarios, según los cuales el acusado se enfrentaría a un Consejo de Guerra Sumario. La defensa de la República constituía una sublevación armada. Por añadidura, todas las actividades políticas a favor de los partidos de izquierda o los sindicatos desde el comienzo de octubre de 1934 se considerarían retroactivamente actos de adhesión a la rebelión militar, por haber contribuido a los desordenes que, según el bando vencedor, había provocado la toma de poder por parte del ejército. El ministro de la Gobernación de Franco, Ramón Serrano Suñer, la calificaría a posteriori de ser “la justicia al revés”.

Se abrieron cientos de miles de expedientes, entre ellos las causas contra Negrín, Azaña, Largo Caballero, Dolores Ibárruri y muchos otros republicanos en el exilio. Con el 9,5 % de la población pendiente de juicio, el Tribunal se desmoronó bajo el peso de su propia ambición.

Las cárceles provinciales multiplicaban por diez y quince veces su capacidad, las espantosas condiciones que resultaban de la masificación, la enfermedad y la malnutrición, las llevaron a convertirse en verdaderos “cementerios para vivos”.

Con frecuencia se detenía a las mujeres de la familia cuando las autoridades no daban con los hombres. El sufrimiento de las mujeres en las cárceles tuvo dimensiones desconocidas para la población carcelaria masculina. Entre las detenidas había embarazadas o madres que ingresaban con sus hijos si éstos eran menores de tres años. La violación era una práctica frecuente en los interrogatorios y en la cárcel. Se administraban palizas brutales, a menudo también a embarazadas, pero las torturas infligidas a las mujeres solían ser más refinadas. Entre otros métodos estaban las descargas eléctricas en los pezones, los genitales y las orejas. A las mujeres acusadas de adherirse a la rebelión se les imponían la pena de muerte o condenas de cárcel. Otros castigos menores consistieron en el rapado de la cabeza y la purga con aceite de ricino.

El 5 de agosto de 1939, 56 prisioneros fueron ejecutados en Madrid, entre ellos un chico de catorce años y 13 mujeres, varias de ellas menores de veintiún años, y que con el tiempo se conocerían como las “Trece Rosas”, un símbolo de la crueldad del régimen de Franco.



Es difícil establecer con exactitud cuántos muertos causó la represión franquista en España. Sin embargo, la paulatina apertura de algunos archivos, sobre todo militares, ha permitido que el trabajo de los historiadores haya avanzado mucho en los últimos años en acotar esta cifra. Se estima que de las 500.000 víctimas que tuvo la Guerra Civil española, murieron aproximadamente 200.000 personas en actos de represalia, campos de concentración y trabajo y cárceles.



Bibliografía
CASAL, X. (2010): “La semana más sangrienta”. Clio historia. N. 117.
PRESTON, P. (2011): El holocausto español, Navarra.
PRESTON, P. (2014): El final de la guerra. La última puñalada a la República.

Recursos electrónicos
Documental: Gran historia de la Guerra Civil española. Episodios 1, 2 y 11.

Aguas Santas Barrada Rodríguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario