Los pobres
El en Antiguo Régimen el tema de la
pobreza va en función del estatus social del individuo y de sus recursos
económicos. Por tanto, podemos encontrar a gente que perteneciendo al estamento
privilegiado, como por ejemplo un hidalgo, son tratados como miembros del
tercer estado. Concretar la categoría de pobre parece bastante complicado
porque exceptuando la élite política económica y social, el resto de grupos
sociales podía caer en la pobreza.
Hay que tener en cuenta que la base
económica del Antiguo Régimen era la agricultura y que esta se hallaba sujeta a
los fenómenos climatológicos y muchas veces
por sequía o por demasiadas lluvias se perdían las cosechas y eran más pobre, con lo cual se pasaba hambre y penurias, ya que no había
una producción sostenida. La agricultura tenía también otros enemigos como eran
las plagas y entre ellas la plaga de langosta que eran bastantes habituales. Por
eso, quizá el pobre estaba integrado en la sociedad, porque cualquiera podía
ser pobre y eran respetados por la Iglesia y por los demás individuos de la
sociedad. El pobre era aceptado socialmente, además tenía una función social,
ya que a cambio de una limosna rezaba por el alma del que se la diera.
Hay que señalar que el ejercicio de la
mendicidad encontró un clima propicio durante
los siglos XVI-XVII, ya que la comunidad
franciscana fomentó la práctica de dar limosnas, indicando que no era necesario
comprobar si realmente el que practicaba la mendicidad lo necesitaba
verdaderamente. Otro elemento que influyó mucho en la práctica de la mendicidad
fueron los conventos que ofrecían una alimentación diaria a todo aquél que lo
necesitaba, era lo que se llamaba “la sopa boba”. Todo esto favorecía el
ejercicio de la mendicidad, las Cortes y municipios lo criticaban, ya que en
vez de beneficiar, el dar limosnas de forma indiscriminada por los
franciscanos, perjudicaba a la sociedad.
Las políticas de los ilustrados
trataron de controlar la mendicidad como profesión y a los vagos ya que vieron que cada vez
aumentaba más el número de mendigos y el de gente que vivía de la “sopa boba”.
Para ello elaboraron una abundante normativa para los vagos y los
llamados mal entretenidos, además de esta normativa, crearon instrumentos para
hacer más efectiva la persecución de la vagancia: crearon los “hospicios carcelarios” donde recogían a
estos pobres privándolos de libertad. También como fruto de la persecución de
los vagos se efectuaron levas para que trabajaran en el ejército o bien
reparando barcos.
La mendicidad creció mucho en el siglo XVI debido también al éxodo rural, ya que esta
gente que venía del campo muchas veces no encontraba trabajo y pasaban
verdaderas penurias.
Los delincuentes o presos
El incumplimiento de la justicia no afectaba por igual a todos los
delincuentes ya que el sistema judicial del A. Régimen estaba creado para los grupos sociales
populares que generalmente hacían pequeños delitos, por los que eran castigados
con duras penas, un ejemplo de ello era
la pena de galera que podía llevar al sentenciado hasta la muerte. Sin embargo,
cuando estos delitos eran realizados por los nobles, no eran castigados de la
misma forma, y en el caso, por ejemplo de un homicidio, cuando el
fallecido era de estrato más bajo el
castigo o pena que debía de cumplir el noble era más bien simbólico. En muchos
casos, los miembros de los grupos sociales populares eran enviados a galeras,
ya que la Armada Española estaba en el Mediterráneo enfrentada con los
musulmanes y piratas del norte de África y necesitaban de remeros. Los que no
iban a galera se enviaban a prisiones del norte de áfrica, prisiones que eran
mucho más duras que las cárceles nacionales, aunque en la península también
pasaban por situaciones de verdadera necesidad, ya que el propio hecho de
ingresar en prisión suponía la pobreza de sus familias que dejaban de obtener
el sueldo del que estaba preso. Por todo
esto, estos presos no recibían ayuda alimenticia de sus familiares y la única
ayuda que recibirán sería la caridad humana. Había algunos patronatos píos que
dedicaban parte de sus rentas a “la caridad de los pobres de la cárcel”, y así
precisamente se llamarán estos patronatos.
Los cautivos
Otro grupo de presos, y por tanto de marginados, lo representaban los cautivos cristianos que
fueron consecuencia del estado de guerra existente en el Antiguo Régimen entre
España y los países musulmanes, ahí incluimos también a los turcos (reinado
Felipe I, Felipe II) y también se incluyen los conflictos que se tenían con los
musulmanes o berberiscos del norte de
África , desde donde se acostumbraba a
abordar a las embarcaciones españolas (argelinos, marroquíes, etc.) y fueron
denominados por la administración española
como piratas. Estos piratas solían pedir un rescate por los cautivos y
muchas veces actuaban promovidos por el propio Estado. Pero ese problema no se
limitaba al abordaje de las embarcaciones, sino que estos piratas también se
dedicaron a hacer incursiones por la costa levantina y andaluza y cogían cautivos. Muchas veces
arrasaron pueblos enteros como es el caso de San Miguel de Arcas de Buey (Huelva).
Todo esto generó una gran inseguridad
en estas zonas costeras y por eso, tanto
Felipe II como su hijo Felipe III, construyeron una línea defensiva de torres
de almenaras a lo largo de toda la costa andaluza y levantina. Estos cautivos
que eran llevados al Norte de África pasaban muchas necesidades hasta ser
redimidos, los piratas pedían rescates por ellos y hubo órdenes religiosas que se trasladaron hasta allí y practicaban
la caridad con estos cautivos hasta que fueron rescatados. Estos frailes
proporcionaban alimentos a los cautivos y
los familiares eran quienes se ocupaban de su rescate si disponían de dinero y en caso contrario eran ayudados por estas
órdenes religiosas que recaudaban fondos para el rescate. Las dos órdenes
religiosas más especializadas en estos temas fueron los trinitarios y los
mercedarios, por eso, no es extraño que
en los lugares de costa haya conventos de estas órdenes. También es curioso que
en algunos casos hubo españoles que se convirtieron en piratas, aunque esto no
fue generalizado, sino casos excepcionales.
Los esclavos
Los esclavos formaban parte de un
grupo humano donde la marginación era más evidente, ya que era una marginación
jurídica y además una marginación por su dureza de vida, maltrato, etc. En la
Península Ibérica había una nutrida presencia de esclavos desde la Edad Media, pero esto no
era nuevo, ya que desde la Antigüedad existía la esclavitud. En la Edad Moderna,
España continuará teniendo esclavos, aunque en otros países de Europa
desaparecen antes, a excepción del reino de Portugal. Desde el siglo XV se
advierte en España un comercio de esclavos, sobre todo con la zona del norte de
áfrica y a ello se dedicaban marinos del Puerto de Santa María (Cádiz), Palos
(Huelva), etc., es decir, la Baja Andalucía que comerciaban con Guinea (Noreste
de África), ya que eran marineros conocían bien la navegación por el Atlántico,
al igual que los portugueses. Ambos contingentes (portugueses y españoles)
comerciaban con esclavos y también con otros productos como el oro o las
especias.
A comienzos del siglo XVI existían dos ciudades peninsulares que
tuvieron primacía del control del comercio de esclavos: Lisboa en el Atlántico
y Valencia en el Mediterráneo. El
comercio de Valencia fue disminuyendo a finales del XVI y cogerá el relevo la Baja Andalucía: hacia
el 1600 había en la Península 50.000 esclavos y 30.000 estaban en Andalucía.
Las fuentes de aprovisionamiento de esclavos eran dos: la raza
blanca, que eran los turcos y berberiscos, cogidos como esclavos a través de
las guerras y expediciones que se hacían en África y los esclavos de raza negra,
que procedían de la primera generación del comercio que se llevaba a efecto con
la África Negra. La fuente teórica de aprovisionamiento era la guerra, pero
muchos esclavos que se cogían en África se compraban a los jefes de las tribus.
Con posterioridad, los esclavos eran aquellos que descendían de esos primeros
esclavos que se compraron, eran la segunda, tercera o cuarta generación, hijos
de madres esclavas que habían nacido en tierras hispanas, pero que pasaban
también a ser esclavos, aunque con el paso del tiempo ese niño fuera rubio y
con ojos claros. En los siglos XVII y XVIII, la esclavitud será por herencia. La
libertad se podía dar a través del testamento o la carta de Ahorría.
Los gitanos
Finalmente, los gitanos formaban otro grupo de marginados,
aunque se podría hablar más bien de
auto-marginación ya que según Domínguez Ortiz los gitanos se auto-marginaban por decisión propia. Este
grupo no tenía voluntad de integrarse en la sociedad y era un grupo diferente
dentro de la sociedad moderna. Según las fuentes documentales, en España
existen gitanos desde el siglo XV con Enrique IV, aunque esto no quiere decir
que no existieran antes.
La presencia de los gitanos en Castilla suscitará reacciones en la
población: unos verán a este grupo diferente por sus costumbres y cultura;
otros castellanos y españoles sentirán cierta aversión hacia la comunidad
gitana.
Encontramos que algunos literatos escribirán sobre la vida de los
gitanos con cierta simpatía ya que llevaban una vida bohemia y esto los
asemejaba de alguna forma a los escritores de la época, como eran: Cervantes,
López de Rueda, etc.
Como resultado de este rechazo, la legislación también se mostró
dura con el colectivo gitano y se llevó a efecto una pragmática en 1499 que
trató con dureza a la población gitana, ya que se pretendía integrarlos en la
sociedad. Hay que tener en cuenta que estamos en la época de la expulsión de
los judíos y esta pragmática está en la línea de la uniformidad religiosa y
étnica que se pretendía en el momento. En la pragmática se exige a los gitanos
que:
·
Abandonen su vida
errante y de vagabundos y a quien no lo haga se le impondrá diferentes penas.
·
Se les obliga a
tener una profesión y una vecindad (vecinos de un lugar, es decir, que vivan en
un sitio fijo).
·
Se les prohíbe
utilizar sus vestimentas y la lengua gitana.
·
Además se les
pide que hagan vida en común con el resto de la sociedad, de ahí la opinión de
Domínguez Ortiz, que eran los propios gitanos los que se auto-marginaban.
La pragmática de 1499 y otras
posteriores no dieron resultados, ya que los gitanos siguieron realizando
actividades propias de su raza, como era el comercio con caballos (tratantes de
caballos) y otros oficios relacionados como era el de esquilador. Este tipo de
negocios lo han seguido manteniendo los gitanos hasta los años 60 del siglo XX.
Bibliografía
CASEY, J.
(2001): España en la Edad Moderna: una
historia social, Madrid.
DOMÍNGUEZ
ORTIZ, A. (1989): Crisis y decadencia en
la España de los Austrias, Barcelona.
MARCOS MARTÍN,
A. (1985): Economía, Sociedad, Pobreza en
Castilla: Palencia, 1500-1814, Palencia.
MARCOS MARTÍN,
A. (2000): España en los siglos XVI, XVII
y XVIII. Economía y Sociedad, Barcelona
Recursos electrónicos
Aguas Santas Barrada Rodríguez
es muy interesante la publicacion
ResponderEliminarInteresante y bien informado. Me hubiese gustado mayor profundidad y detalle, dado lo interesarte del tema. Enhorabuena a la revista y a la autora del trabajo. jabc2006@telefonics.net
ResponderEliminarfergadtjkuoilkjhgfedsdfghyuiop
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