domingo, 22 de marzo de 2015

JOYA DE CERÉN, UNA ALDEA MAYA BAJO LAS CENIZAS DE UN VOLCÁN



Joya de Cerén es solo uno de muchos casos conocidos en El Salvador donde las erupciones volcánicas han afectado en el pasado a la vida humana. Es único en el sentido que muestra cómo vivía el indígena común y su vida.

Este sitio fue descubierto en 1976 cuando se preparaba el terreno para construir silos para el Instituto Regulador de Abastecimientos (I.R.A.). Se realizó el primer análisis en 1978 y 1980 por el Dr. Payson Sheets, profesor de antropología de la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos. Los trabajos de excavación fueron interrumpidos por la Guerra Civil de El Salvador pero fueron retomados en 1989 hasta 1996. En 1993 fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco.


El territorio de El Salvador presenta uno de los paisajes más volcánicos del mundo. El istmo de Centroamérica fue el resultado de la actividad volcánica, y con el tiempo los depósitos de ceniza y otros productos eruptivos se han ido meteorizando para formar suelos de renombrada fertilidad.

Sin embargo, este es un paisaje “vivo”, ya que han ocurrido varias erupciones documentadas desde la conquista española (1524), y los estudios geológicos han identificado numerosos eventos prehistóricos ocurridos en los últimos miles de años. A lo largo de milenios, la población humana viviendo en la sombra de estos volcanes tuvo que aguantar, adaptarse, o perecer frente a esta situación. En algunos casos, como en la gran erupción de Ilopango (en el siglo V d.C.) que afectó gravemente alrededor de 3,000 km2, la vigilancia y fuga no pueden haber sido suficientes como para salvar la vida de, probablemente, decenas de miles de personas.

Sepultada bajo las cenizas volcánicas encontramos la Joya del Cerén que es estudiada como una cápsula del tiempo de la época clásica maya. De esta forma tenemos información de las estructuras domésticas que nos dan la oportunidad de estudiar el pasado no escrito de esta civilización: la dieta, la interrelación, etc.

Está situada en la parte central de El Salvador, que está rodeado de volcanes. Los arqueólogos basan su historia en las erupciones volcánicas. Un ejemplo de ello es el volcán de Llopango, que ya en el 420 d. C. entro en erupción y cubrió la mayor parte del país, por ello se encuentran muchos lugares arqueológicos con restos de ceniza volcánica durante el periodo Preclásico. Estas erupciones ocurren cuando el magma toma contacto con el agua y debido al peso de la masa de la tierra, el agua se eleva y eso es lo que hace que se forme un cráter volcánico en forma de lago, eso es lo que ocurre en Llopango.

El asentamiento es una pequeña aldea que fue enterrada por 5 metros de ceniza volcánica durante la erupción del volcán llamado “Loma Caldera”, por lo que ha sido llamada la “Nueva Pompeya” y la “Pompeya de las Américas”. Su estado de conservación es increíble. Se descubrió en 1976, cuando un tractor chocó con uno de los restos. Las excavaciones están revelando información extremadamente valiosa sobre la vida cotidiana y doméstica de entonces. Entre las 17 estructuras descubiertas hay dos bodegas para alimentos y utensilios de trabajo como cuchillas de obsidiana y piedras de moler de reserva.

Otras dos estructuras son cocinas, donde se han desenterrado cuchillas, piedras de moler, vasijas con restos de comida (frijoles, cacao y chiles), platos de barro y un fogón de tres piedras. Las estructuras tienen varios nichos verticales y horizontales, y paredes pintadas de rojo y blanco. También se ha encontrado un jardín con maíz y maicillo, así como huesos de roedores y un pato. Todas tienen techo de paja. En los alrededores se han descubierto bajo la ceniza maizales cultivados. Todo se halla intacto tal y como fue enterrado en el momento de la erupción.

Todas las estructuras fueron construidas con tierra. Sin embargo, al contrario de lo que se esperaría, el material empleado en la construcción de estas estructuras tenía relativamente poca arcilla. Los techos eran de zacate (paja) sostenido por un armazón de madera rolliza.

La estructura 1 corresponde a la casa que quedó cortada en talud por los tractores de 1976, y proporcionó la evidencia de la existencia e importancia del sitio.



Esta estructura se encuentra en mal estado de conservación. En 1976, la mayor parte de su corredor fue destruido por el tractor. Después de su excavación parcial en 1978, un techo modesto de lámina proporcionó alguna protección contra la lluvia, pero ya para 1986 el talud de excavación había colapsado, quebrando las dos columnas del corredor y la pared de bahareque detrás de ellas. Las otras tres paredes fueron descubiertas durante las excavaciones de envergadura que se iniciaron en 1989. Las paredes se habían separado de las columnas y caído al suelo debido a la violencia de la erupción, pero lamentablemente fueron destruidas por los excavadores a fin de revisar las áreas que cubrían. Se dieron daños adicionales cuando se hizo un experimento mal aconsejado en esta estructura. Se apiló arena caliente contra la plataforma basal con el objetivo de secarla rápidamente; esto provocó desprendimientos generales en su superficie, resultando en su actual apariencia "golpeada".

Se ha propuesto que el hogar típico de Joya de Cerén está representado por las Estructuras 1 (la casa, cuyo uso prácticamente se limitaba a ser un dormitorio), 6 (una bodega) y 11 (una cocina). Puede ser una interpretación válida, pero a la fecha solo se tiene un ejemplo de este conjunto propuesto. En otros sitios contemporáneos se han descubierto entierros alrededor de restos de casas, y debajo de ellas, que serían de sus propios ocupantes. La única excavación en Joya de Cerén debajo de una estructura fue debajo de la número 5, donde efectivamente se encontró parte de un entierro humano.

 La Estructura 6 es una de tres bodegas conocidas en Joya de Cerén.



En la imagen podemos observar la Estructura 6 (bodega) y al fondo la Estructura 11 (cocina circular). El hoyo en la esquina de la Estructura 6 es el cráter dejado por el impacto de una bomba volcánica durante la erupción que sepultó Joya de Cerén.

La Estructura 9 corresponde a los baños-sauna que formaban parte de los hogares mesoamericanos y siguen siendo importantes entre los mayas de Guatemala y del sur de México. En la arqueología mesoamericana, generalmente se designan estas estructuras con el término "temascal" (derivado de la palabra nahua temazcalli), mientras que los actuales mayas de Guatemala, incluyendo los k'iché, kaqchikel y tz'utujil, las llaman tuj y las ocupan para bañarse, para el parto y para curaciones.

El temascal de Joya de Cerén (Estructura 9) es el ejemplar prehispánico mejor conservado que se conoce. En común con otros temascales, la Estructura 9 tiene una baja entrada por donde los usuarios entraban gateando, a fin de conservar el calor adentro. En su interior, que solo ha sido parcialmente excavado, hay una caja de fuego hecho de piedras unidas con barro, y banquetas situadas alrededor (en este caso, forradas con lajas y, uno supone, petates). Un hoyo pequeño en el techo ventilaba el temascal.



Durante la erupción el techo en forma de domo recibió el impacto de una bomba volcánica que abrió el hoyo grande como se observa en la imagen, y luego el techo cedió un poco bajo el peso de los materiales volcánicos que se depositaron encima. El hoyo de ventilación aparece enfrente del boquete en el techo.

La estructura 11, como podemos ver en la imagen de abajo, es una construcción de planta circular y paredes de caña abierta que servía de cocina. Su interior contiene las tres piedras del hogar mesoamericano (cuyo uso en El Salvador está casi extinto – en Nahuizalco todavía conservan el nombre derivado de nahua de “los tenamashtes”). Cuando fue excavada, la Estructura 11 tenía restos de un estante, vasijas para cocinar y servir comida, yaguales (anillos de zacate sobre los cuales se paran vasijas de base redonda), un metate, recipientes de morro pintados (jícaras) y varios otros objetos.



En la arquitectura vernácula tradicional (casi extinta), las cocinas se construían a cierta distancia de las casas para poner a salvo la casa en el evento de un incendio en la cocina. Esto ocurría con cierta frecuencia, especialmente en temporadas de vientos fuertes.

Una sorpresa en Joya de Cerén fue el techo de su temascal: un domo, elaborado en bahareque, y antiguamente protegido bajo una ramada de paja. Es el único domo conocido en la arquitectura mesoamericana. Este temascal descansa sobre una plataforma basal, y tiene gruesas paredes de barro modelado.

Cultivos
Es importante destacar la amplitud de información acerca de los cultivos que ha sido obtenida en Joya de Cerén. Éstos, que a veces llegan hasta las puertas de las casa, incluían sobre todo maíz (Zea mays de la variedad Nal-Tel/Chapalote). Además de maíz, se han identificado otros cultivos como:
*Fríjoles (Phaseolus vulgaris y Phaseolus lunatus)
*Ayote o calabaza (Cucurbita moschata)
*Chile (Capsicum annuum)
*Yuca o mandioca (Manihot esculenta)
*Quequexque o malanga (Xanthosoma violaceum)
*Algodón (Gossypium hirsutum)
*Maguey o agave (Agave spp.)
*Achote o bija (Bixa orellana)
*Jocote (Spondias spp., probablemente Spondias purpurea)
*Cacao (Theobroma cacao)
*Guayaba (Psidium spp.)

Conservación
En 2005 FUNDAR inició su colaboración en el manejo del Parque Arqueológico Joya de Cerén con el órgano cultural del Gobierno (CONCULTURA hasta julio, 2009, y luego la Secretaría de Cultura). El parque se encontraba en un estado de "franca negligencia" en palabras de los funcionarios de Gobierno. Entre 2005 y diciembre, 2009 (cuando FUNDAR decidió terminar su participación en los parques), se realizaron varias acciones que han tenido un impacto significativo.

La arqueología en Joya de Cerén muchas veces se ha comparado con Pompeya, donde una repentina erupción volcánica congeló un momento de tiempo y nos ha permito conocerla con una gran riqueza de detalle. De igual manera en Joya de Cerén, los materiales volcánicos recubrieron las viviendas, otras estructuras y los cultivos circundantes, conservándolos hasta tal grado de importancia que no contamos con otros paralelos en Mesoamérica. Materiales normalmente perecederos, como semillas, implementos de madera, cestos y recipientes de morro se conservan como improntas (que pueden ser rellenadas con yeso como hicieron en su día en Pompeya), como restos carbonizados o, en ciertas situaciones enteros gracias a condiciones herméticas. La información de Joya de Cerén ha sido revolucionaria para el conocimiento de la vida cotidiana de los antiguos mayas.

El nuevo poblado de Joya de Cerén, situado a menos de un kilómetro de distancia de las estructuras descubiertas, está conformado en su mayoría por campesinos que cultivan sus propias parcelas, utilizando casi las mismas técnicas rudimentarias de los antiguos habitantes del destruido pueblo de Joya de Cerén. En la actualidad, dichos habitantes se han convertido en grandes colaboradores de las excavaciones y en la conservación del sitio.

Fuente
Conferencia sobre: “Joya de Cerén, una aldea maya bajo las cenizas de un volcán”, realizada por Fabricio Valdivieso, Congreso Internacional sobre la Cultura Maya “El amanecer Maya” celebrado en La Rábida, Huelva, UNIA los días 21 a 24 de noviembre de2012.


Recursos electrónicos

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