La
historia de las fallas se remonta al siglo XVIII cuando los carpinteros de la
ciudad, en vísperas del día de su patrón San José, quemaban frente a sus
talleres, en las calles y plazas públicas, los trastos viejos e inservibles
junto con los artilugios de madera que empleaban para elevar los candiles que
les iluminaban mientras trabajaban en los meses de invierno, es por ello que la
Cremà, momento en el que arden los monumentos falleros, siempre coincide con el
día 19.
A partir
de ese momento, las fallas pasaron de ser meras piras de materiales
combustibles a auténticos monumentos cargados de sentido crítico e irónico, ya
que en ellos se mostraban escenas que reproducían hechos sociales censurables y
críticas sociales, todo ello rodeado de un gran sentido del humor.
Durante
el siglo XIX esta fiesta fue duramente perseguida provocando que en 1885 un
movimiento en defensa de las tradiciones típicas, otorgando la revista “La
Traca” premios a los mejores monumentos falleros. Esto provocó una competición
entre los vecinos de los barrios dando lugar al nacimiento de la falla
artística en la que se unían crítica y estética. Ya a inicios del siglo XX el
Ayuntamiento de Valencia decidió intervenir otorgando los primeros premios
municipales a las mejores fallas lo que generó la unión entre el pueblo y el
poder político, provocando una evolución de esta fiesta popular.
En la
actualidad, Valencia sigue entregada a su fiesta con gran devoción, ya desde el
1 de marzo se puede ver en las dos plazas del Ayuntamiento la Mascletà, un
espectáculo para todos los sentidos: se oyen los masclets, se ve el fuego, el humo y huele a pólvora, a lo que se
suma la Cridà, la invitación de las falleras mayores de Valencia a participar
en las Fallas dando el pistoletazo de salida las celebraciones falleras.
Como
presagio primaveral, las Fallas se viven en la calle ya que la ciudad se
convierte, toda ella, en peatonal. Esto combinado con la música, el olor de la
pólvora y las flores, así como el aroma típicamente fallero de los buñuelos de
calabaza los cuales se pueden degustar con un exquisito chocolate en cualquier
lugar de la ciudad.
El día 15 de marzo empieza la Plantà y al día
siguiente ya está cada falla en su lugar para el disfrute de los valencianos y
de los visitantes que en esos días llenan la ciudad. Estos monumentos se
levantan en cada una de las calles y esquinas de la ciudad y de los pueblos de
Valencia caricaturizando y criticando la vida social y política de la ciudad y
del país.
A todo
esto se añade la Exposición del Ninot, la Cabalgata del Reino, los castillos de
fuegos artificiales, la Ofrenda de flores a la Virgen y la Nit del Foc, citas
imprescindibles para una auténtica vivencia fallera.
Recursos electrónicos
Ana Sánchez Delgado
No hay comentarios:
Publicar un comentario