Juan Antonio González González
Hoy en la
sección de patrimonio, viajaremos a la antigua Granada Nazarí, conociendo el
único edificio de esta índole, que se conserva de forma íntegra en la Península
Ibérica. Me refiero a la alhóndiga granadina ―en árabe al-fundaq, pl. fanādiq―popularmente
conocida como Corral del Carbón. Este edificio se encuentra en la Calle Mariana
Pineda, en pleno centro de Granada y es una visita obligada para todos aquellos
que viajen o residan en dicha ciudad.
Una
alhóndiga era un establecimiento donde se vendían productos traídos por gentes
de otros lugares y su utilidad era doble, pues servía tanto para almacenar las
mercancías como para alojar a los comerciantes forasteros. Según el arabista Luis Seco de Lucena Paredes,
basándose en el Libro de Habices de 1505 entre otras fuentes documentales, existieron
cuatro fanādiq entorno a la placeta
de la Gran Mezquita: una contigua al templo; otra frente a la Madraza o
Universidad, otra que en 1505 ocupaban los zurranderos y otra en un lugar que
no ha sido posible precisar. Nosotros veremos la Alhóndiga Nueva (fondaq
Ῡadīd), única
superviviente de aquellas y que conocemos con el nombre Corral del Carbón.
La fecha de su edificación no está muy segura aunque
por las tallas en yeso de su decoración indican que pudo ser construido en la
primera mitad del siglo XIV, en tiempos de Yusuf I, séptimo soberano de la
dinastía nazarí que gobernó entre los años 1333 y 1354. La Alhóndiga Nueva, situada en la orilla
izquierda del río Darro, se almacenaba cereales y carbón, era la que mayor
comercio mantenía, compitiendo con la Alhóndiga Zaida (fondaq Sa īda), posiblemente por ser la más nueva y por su
proximidad a la Alcaicería. Este tipo establecimiento solían pertenecer al
Estado, a particulares y a las Mezquitas. A estas últimas, si consultamos los
Libros de Habices, encontramos alhóndigas que fueron donadas en calidad de
habiz (waqf pl. awqāf) a
determinados centros religiosos, siendo explotados mediante el clásico arrendamiento
a particulares. No obstante, en el caso de La Alhóndiga Nueva pertenecía a las
esposas de los sultanes nazaríes.
En
cuanto a su arquitectura, cabe decir que lo más atractivo es sin duda su
portada, decorada ricamente con yeserías y presidida por un arco tumido algo
apuntado y enmarcado en un alfiz. Sobre su moldura horizontal hay una decoración
epigráfica en cúfico. A eje, sobre él, se sitúa un vano geminado. Está rematado
por un alero de amplio voladizo sostenido por canes de madera, característico
de la tradición nazarí. Tras el zaguán, encontramos una bóveda con estilo mocárabe donde el elemento
arquitectónico predominante son los prismas yuxtapuestos y colgantes que
parecen estalactitas sueltas o arracimadas.
Una vez pasada la
bóveda, accedemos al patio de planta casi cuadrangular (28,05 x 29,6m) que a diferencia de la portada, carece de elementos decorativos.
El interior se
organiza en tres pisos mediante crujías
con habitaciones y galerías adinteladas en los cuatro lados, que delimitan un
amplio patio en cuyo centro encuentra una pila cuadrada de piedra con dos caños
laterales que recibían agua de las acequias del Darro y del Genil.
Las
escaleras se ubican en el punto medio de las dos crujías laterales, aunque
solamente subsiste la del Nordeste. Las galerías se sustentan en veintiocho
gruesos pilares cuadrados de piedra toba en la planta baja y de ladrillo en las
dos superiores. Éstas se utilizaban para alojamiento, mientras que en la planta
inferior había almacenes y cuadras. La habitación situada sobre la puerta de
entrada, probablemente fuera usada por el fundaqair
y que en castellano recibió el nombre de alhondiguero. Desde esa posición podía
controlar tanto el acceso por la ventana geminada, como el interior del
establecimiento. Esta persona se encargaba de cuidar el edificio y ofrecer a
los huéspedes una capa y unas esteras, mientras que mujeres viudas se ocupaban
de limpiar el establecimiento y también ellas, solían cocinar los alimentos
para los clientes, que previamente habían comprado, pues las alhóndigas no
ofrecían comida. Por último, el edificio debió de contar con letrina, ya que
había estrictas leyes de higiene en la
en la Granada islámica, aunque no se han conservado.
Tras
la toma de Granada, la Alhóndiga Nueva pasó a manos de los Reyes Católicos, quienes
mantuvieron el cobro de los mismos derechos sobre los productos contratados en
ella. Posteriormente, los reyes la cedieron a su criado Sancho de Arana quien
continuó empleándolo como hospedería. No
obstante, La doble función que hemos comentado antes de las alhóndigas, se
redujo a una, de modo que fueron perdiendo su condición de hospederías para
limitarse exclusivamente como almacenes y puntos de venta a través de los
cuales se abastecían los mercados. Entre 1531 y 1593 fue utilizado como corral
de comedias y en el siglo XVIII se usó como casa de vecinos, empleándose sus
bajos como almacén de carbón, de ahí su nombre. El 27 de abril de 1918, por
Real Orden fue declarado Monumento Arquitectónico-Artístico, con el fin de
evitar su demolición y en 1933 fue adquirido por el Estado. En la actualidad, acoge una oficina de
turismo y varias tiendas. Por otra parte, en consonancia con uno de sus usos
históricos, durante el verano se utiliza para representaciones teatrales y
actividades musicales. El acceso a esta arquitectura única en la Península
Ibérica, es gratuito y se puede ir casi a cualquier hora del día, por lo que es
una visita obligada.
Bibliografía
ORIHUELA
UZAL, A. (2004): “La Alhóndiga Nueva o Corral del Carbón en Granada”, Obras singulares de la Arquitectura y la Ingeniería
en España, Madrid, pp. 90-92. (Si hacéis clic en la cita, accederéis al artículo).
SECO DE
LUCENA PARECES, L. (1975): La Granada
Nazarí del siglo XV, Granada.
VILLANUEVA
RICO, Mª C. (1961): Habices de las
mezquitas de la ciudad de Granada y
sus alquerías, Madrid.
Recursos
electrónicos
<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<< >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>> PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO VALENCIANO:
LA VILLA ROMANA DE MAS DEL JUTGE (TORRENTE, VALENCIA)
Ana Sánchez Delgado
El yacimiento de esta villa romana, cuya cronología abarca
desde el siglo II a.C. al IV d.C, está situado a unos seis kilómetros de
Torrente extendiéndose a ambos lados del barranco de l’Horteta[1]. En la actualidad el yacimiento se encuentra prácticamente
destruido debido a la transformación de los campos en tierras de regadío y a la
edificación de chalets sobre las estructuras, aunque aún puede observarse la
gran extensión que debió de ocupar, en torno a unos 10.000 m2,
habiéndose encontrado sobre esta superficie abundantes restos cerámicos así
como el piso y las cimentaciones de varios recintos[2].
Esta villa tuvo su apogeo durante la época alto imperial a
la que pertenecen la mayoría de los materiales hallados durante el proceso de
excavación que, a su vez, revelan la existencia de una rica edificación
doméstica con estancias para almacenamiento y transformación de productos
agrícolas, así como un sistema propio de abastecimiento de agua en el barranco
de l’Horteta. La importancia de este yacimiento queda patente por el hallazgo
de una construcción de sillares junto al barranco y la aparición de algunos
enterramientos que indican la existencia de una necrópolis[3].
Hallazgos más
importantes
Los restos materiales más importantes hallados en este
yacimiento aparecieron en el transcurso de sus dos campañas de excavación más
significativas: 1982 y 1983[4].
Durante la campaña de 1982 destacamos la aparición de
cerámica romana, de diferentes tipologías, mezclada con azulejos modernos de
Manises datados en el siglo XVIII.
Por otro lado, durante la campaña de 1983 se produjo el
descubrimiento de una ingente cantidad de cerámica de tipo romano. Otros materiales
hallados en esta campaña fueron: fragmentos de vidrio, varios fragmentos de
hueso, fragmentos de plomo, fragmentos de hierro, entre los que destacan algunos
clavos y un posible remache, clavos de bronce, una planchita de bronce,
punzones de hueso completos y fragmentados, punzones de cobre fragmentados y, por último, una pieza de hilo de cobre con
forma de omega (Ω), así como varias conchas[5].
Durante la campaña de 1983 aparecieron seis monedas. La
primera de ellas es un as de bronce de Antonino Pio datable en el 138-161 d.C,
fue encontrada en un estado de conservación pésimo en una excavación
clandestina realizada por un vecino de la localidad.
La segunda moneda es también un as de bronce de Antonino Pio
de la misma fecha que la primera, fue encontrada en muy mal estado. La tercera
moneda es un Antoniniano de Galieno fechado en el 266 d.C, fue encontrada en
muy mal estado en la escombrera de una de las catas clandestinas realizadas en
el yacimiento. La cuarta moneda es otro Antoniniano de Galieno fechado entre el
267 y el 268 d.C, fue encontrada en muy mal estado en la esquina noreste del
área de excavación. La quinta moneda es un Antoniniano de Claudio II el Gótico
fechada en el 270 d.C., fue encontrada en mal estado en el cribado de la cata
clandestina. Por último, la sexta moneda es de Constantius II datable entre el 324 y el 361 d.C., fue
encontrada en un pésimo estado de conservación[6].
Por último merece la pena destacar la aparición de numerosos
fragmentos de mosaico, así como de una gran cantidad de teselas durante la
campaña de 1983, así como la mención de un mosaico del yacimiento, hallado en
1912, del que solo se conservan fotografías así como una descripción en el
Almanaque de Las Provincias de ese mismo año. El mosaico estaba formado por
piezas cuadradas y polícromas representando un gran estanque poblado de peces y
crustáceos y enmarcado por grecas clásicas[7].
Estructuras
arquitectónicas
Las estructuras halladas en este yacimiento han sido
escasas, principalmente por las limitaciones de terreno excavado impuestas por
los chalets y campos de naranjos ubicados en la zona, es por ello que las
construcciones romanas más visibles se encuentran en la zona inmediata al
barranco y su cauce[8].
En las excavaciones realizadas durante la campaña de 1982 se
encontraron una serie de materiales de carácter constructivo. La primera
estructura hallada estaba realizada en mortero y estaba formada por pequeñas
gravas, cal y arena sueltas, quizás correspondiente a un pavimento o
cimentación. La estructura se extendía unos 50 centímetros hacia el norte y
podría tratarse de algún tipo de cimentación de un camino o de otra obra debido
a la cercanía de otros restos de edificios visibles en los alrededores más
inmediatos. La segunda estructura hallada en el yacimiento fue la más
importante de todas y se encontró en el margen derecho del barranco de
l’Horteta, donde afloraban, entre la tierra y las malezas, unos sillares que parecían formar parte de una construcción adosada al cauce.
Una vez realizada una limpieza pudo observarse el arranque
de una sólida construcción en dirección perpendicular al cauce. La estructura
estaba fabricada con grandes sillares de piedra caliza dispuestos en nueve
hiladas que conformaban una obra en opus
quadratum romanum, tipo de construcción con una amplia cronología que
abarca hasta el siglo III d.C. Esta estructura, a pesar de no poder precisar el
momento de su funcionalidad, pudo ser un puente o acueducto. En tercer y último
lugar se hallaron una serie de muros ubicados dentro de una parcela de un
chalet y, concretamente, en la zona oeste de la misma donde afloraban la
mayoría de los muros, algunos aprovechados para la construcción de varios
aljibes modernos. Asimismo se han localizado numerosos restos de azudes y
acequias, algunos probablemente romanos, así como indicios de dos acueductos,
todo ello relacionado con el abastecimiento de agua del Mas del Jutge en época
romana[9].
Respecto a la campaña de excavación realizada en 1983,
fueron significativos los hallazgos de gran cantidad de materiales
constructivos. En cuanto a las estructuras halladas, se encontraron restos de
unos muros, uno paralelo al eje norte-sur y otro que en el ángulo sureste
entroncaba en diagonal con el anterior, asimismo, al este se halló también otro
muro que también se extendía hacia el oeste apreciándose restos de mortero que
unían las piedras, las cuales eran de tamaño y forma variados. Por último, en
la esquina noreste, junto al muro anteriormente citado, se encontraron
amontonados varios trozos de mortero con una de sus caras lisas, mientras que
el muro con dirección norte-sur se interrumpía al sureste justo donde afloraron
dos ladrillos bipedales colocados horizontalmente que se extendían hacia zona
aun sin excavar. Sobre estos ladrillos se apreciaba una pequeña capa de
gravilla. Debido a la limitación a la hora de realizar las excavaciones no se
ha podido averiguar el funcionamiento de estas estructuras halladas durante la
excavación aunque se espera que en un futuro puedan establecerse dicho
funcionamiento[10].
Bibliografía
ASINS VELIS, S. (1983):
“Monedas romanas procedentes de las excavaciones (1982-83) de la villa romana
del Mas del Jutge de Torrent (Valencia)”, Torrens:
Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº2, pp. 25-30.
FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. y SANCHIS
ALFONSO, J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano del Mas del Jutge de Torrent
(campañas de 1982 y 1983)”, Torrens: Estudis
i Investigacions de Torrent i Comarca, nº7, pp. 9-212.
FERNÁNDEZ
ARAGÓN, M., SANCHIS ALFONSO, J. R. y BEGUER ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas
para el estudio del poblamiento romano en el Pla de Quart", Torrens:
Estudis i Investigacions de Torrent i Comarca, nº5, pp. 9-22.
FLETCHER
VALLS, D. (1973): La
Labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su Museo en el pasado año
1971, Valencia.
GARCÍA DE CÁCERES
IZQUIERDO, T. (2007): “Mosaicos romanos de la Provincia de Valencia”, Crónica del IV Congreso Arqueológico del
Sudeste Español, Murcia, pp. 411-416.
[1] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M.;
SANCHIS ALFONSO, J. R. y BEGUER ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas para el
estudio del poblamiento romano en el Pla de Quart", Torrens: Estudis i
Investigacions de Torrent i Comarca, nº5, p. 11.
[2] FLETCHER
VALLS, D. (1966): La
Labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su Museo en el pasado año 1971,Valencia, pp.89-90.
[3] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. et SANCHIS ALFONSO,
J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano del Mas del Jutge de Torrent (campañas
de 1982 y 1983)”. Torrens: Estudis i
Investigacions de Torrent i Comarca, nº7, p. 85.
[4] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. et SANCHIS ALFONSO,
J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano…”, pp. 12-13. FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. et
SANCHIS ALFONSO, J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano…”, p. 33.
[5] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. y SANCHIS ALFONSO,
J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano…”, pp. 35-44.
[6] ASINS VELIS, S. (1983): “Monedas romanas
procedentes de las excavaciones (1982-83) de la villa romana del Mas del Jutge
de Torrent (Valencia)”, Torrens: Estudis i
Investigacions de Torrent i Comarca, nº2, pp. 27-29.
[7] GARCÍA DE CÁCERES IZQUIERDO, T. (2007):
“Mosaicos romanos de la Provincia de Valencia”. Crónica del IV Congreso Arqueológico del Sudeste Español, Murcia,
pp. 414-415.
[8] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. y SANCHIS ALFONSO,
J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano del Mas del Jutge de Torrent (campañas
de 1982 y 1983)”. Torrens: Estudis i
Investigacions de Torrent i Comarca, nº7, p. 13.
[9] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. y SANCHIS ALFONSO,
J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano del Mas del Jutge de Torrent (campañas
de 1982 y 1983)”. Torrens: Estudis i
Investigacions de Torrent i Comarca, nº7, pp. 20-31.
[10] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M. et SANCHIS ALFONSO,
J.R. (1991-1993): “El yacimiento romano…”, pp. 35-44.
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PATRIMONIO
ARQUEOLÓGICO VALENCIANO:
LA VILLA ROMANA DE ERETA DELS MOROS (ALDAIA, VALENCIA)
Ana Sánchez Delgado
El yacimiento de esta villa romana, cuya cronología abarca
los siglos II a.C. al V d.C., está situado en una pequeña elevación cercana al
barranco de Chiva y al “Pont dels Cavalls” y actualmente la zona se encuentra
transformada, en su mayor parte, en campos de naranjos a lo que se suma la
instalación reciente de dos fábricas cuyas obras también dañaron a gran parte
del mismo.
Este yacimiento es considerado uno de los más importantes de
la zona junto con el del Mas del Jutge situado en las cercanías de Torrente,
ambas grandes explotaciones agrícolas que contribuirían a la economía de la
cercana ciudad romana de Valentia[1].
Hallazgos más
importantes
Los hallazgos en este yacimiento han sido constantes a lo
largo de los años, aunque el más destacado de ellos fue una estatua del dios
Baco descubierta, la parte inferior, a finales del siglo XIX durante la
realización de trabajos de labranza en un campo de algarrobos de la zona,
mientras que la parte superior se encontró en la década de los veinte. En la
actualidad, esta escultura se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de
Madrid.
Posteriormente, se hallaron diversos fragmentos cerámicos
de sigillatas sudgálicas, hispánicas,
claras y cerámica común, así como cerámica de barniz negro, además se encontró
un peso de telar, una pieza de opus
spicatum y estucos de pared.
La aparición de monedas ha sido constante, ya en 1962
ingresó en el Museo de Prehistoria de Valencia una pequeña moneda de bronce con
busto galeado del año 137 d.C., así como dos pequeños bronces y un gran bronce
del siglo I d.C., dos de ellos del emperador Trajano. También en el mismo año
ingresó en el Museo un fragmento de aplique de mármol blanco esculpido con
hojas de acanto[2].
Estructuras
arquitectónicas
Los restos arquitectónicos descubiertos en este yacimiento
han sido abundantes destacando, entre otros, algunos capiteles dóricos y
fustes. También es abundante el número de estructuras halladas en la visita
efectuada en 1962 por Tarradell, el cual distinguió cuatro grupos visibles de
construcciones entre las que destacan dos estructuras similares a cisternas y
una pequeña necrópolis. Entre los materiales hallados en superficie podemos
destacar la abundancia de estucos y pavimentos, destruidos por las
transformaciones modernas que sufrió el yacimiento, así como fragmentos de
losetas de mármol rosa y otros colores claros.
Destaca la amplia extensión del yacimiento que, según
Tarradell, pudo ser una importante explotación agrícola, seguramente una villa
urbano-rústica, debido a su emplazamiento, a unos doce kilómetros del núcleo
urbano de Valencia, y sus cultivos, así como por la existencia de ricos elementos
constructivos y decorativos[3].
Además de las estructuras halladas, se encontró, en la zona
clasificada como Ereta dels Moros II, un pavimento de mortero que fue destruido
por la transformación agrícola de los años 60. También apareció, durante la
construcción de una de las naves industriales, una piedra caliza cortada en
forma cilíndrica con muescas en una de sus caras y que formaba parte de una
prensa o molino. Asimismo, se conserva parte de una acequia excavada en la roca[4].
A la aparición de estas estructuras se suma el
descubrimiento, en la zona clasificada como Ereta dels Moros III, de un camino
cortado a ambos márgenes del Barranco de Chiva y que lleva a la Ereta dels
Moros. Al lado del camino y en medio del barranco aparecieron restos de opus caementicium de alguna presa u otra
posible obra constructiva[5].
Bibliografía:
FERNÁNDEZ ARAGÓN, M., SANCHIS ALFONSO, J. R. et BEGUER
ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas para el estudio del poblamiento romano en
el Pla de Quart", Torrens: Estudis i
Investigacions de Torrent i Comarca, nº 5, pp. 9-22.
FLETCHER VALLS, D. (1966): La Labor del Servicio de Investigación Prehistórica y su Museo en el
pasado año 1962. Valencia.
Recursos electrónicos
Dirección
General de Patrimonio de la Generalitat Valenciana:
www.cult.gva.es/dgpa/yacimiento/detalles
[1] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M., SANCHIS ALFONSO, J. R. et BEGUER
ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas para el estudio del poblamiento romano en
el Pla de Quart", Torrens: Estudis i
Investigacions de Torrent i Comarca, nº 5, p. 13. FLETCHER
VALLS, D. (1966): La Labor del Servicio
de Investigación Prehistórica y su Museo en el pasado año 1962. Valencia,
p. 14.
[2] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M.,
SANCHIS ALFONSO, J. R. et BEGUER ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas para el
estudio…”, p. 14.
[3] FERNÁNDEZ ARAGÓN, M.,
SANCHIS ALFONSO, J. R. et BEGUER ESTEVE, V. (1986-1987): "Notas para el
estudio…”, p. 14.
[4] Dirección General de Patrimonio de la
Generalitat Valenciana: www.cult.gva.es/dgpa/yacimiento/detalles
[5] Dirección
General de Patrimonio de la Generalitat Valenciana:
www.cult.gva.es/dgpa/yacimiento/detalles
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Aguas Santas Barrada Rodríguez
Jimena de la Frontera es un pequeño pueblo de la sierra gaditana. Esta acogedora localidad de casitas blancas y
calles empedradas, que consta de un conjunto histórico de gran interés, que
ha sido declarado Bien de Interés Cultural
por decreto de gobierno de la Junta de Andalucía del 24 de febrero de
en 2004.
Este pueblo cuenta con yacimientos prehistóricos antecedentes de un poblamiento importante, que acuñó moneda de tipo libio-fenicio y que se llamó Oba en época romana. Esta ciudad, denominada Shamina en la Edad Media, controló una zona de interés agrícola y estratégico. La forma urbana, con el típico trazado alargado e irregular de las ciudades construidas en laderas, es a causa de la abrupta orografía del terreno del asentamiento, con resultados de gran belleza y pintoresquismo. En Jimena podemos visitar tanto un castillo de época nazarí como pinturas rupestre, que son el único ejemplo de escenas marítimas del Bronce en España; sus numerosos miradores en la zona del rio; la iglesia de La Misericordia, que data probablemente de la segunda mitad del S. XV; el santuario de Nuestra Señora de los Ángeles, construido en 1450 para que vivieran los franciscanos; la iglesia de Nuestra Señora Santa María la Coronada, dentro del estilo barroca, data del SXVII, solo se conserva el campanario; iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, sus orígenes se remonta a 1586, se conservan dos naves; el antiguo canal de la Real Fábrica de Artillería de Carlos III o incluso participar en las jornadas ornitológicas, actividad que puede llevarse a cabo tanto por adultos como por los más pequeños.
El Castillo de Jimena de la Frontera se sitúa en
el límite Sureste de la provincia de Cádiz y del Parque Natural de Los
Alcornocales, enclavado en un paisaje de extraordinaria belleza. Sus
estructuras defensivas se despliegan sobre un promontorio ubicado
estratégicamente en el paso natural desde la Serranía de Ronda hacia la Bahía
de Algeciras.
Una posición territorial privilegiada que ha
incidido determinantemente en la ocupación ininterrumpida del asentamiento
desde tiempos remotos hasta nuestros días. Los elementos arquitectónicos
existentes dibujan un escenario de complejas e intensas relaciones -dentro y
fuera de los límites del recinto- que confieren al inmueble una enorme
potencialidad.
En el año 2002 dio comienzo la ejecución de un
programa general de actuaciones destinado a la obtención de información
material relativa a la evolución constructiva del castillo.
El castillo ha sido restaurado recientemente la construcción está rodeada por un complejo cinturón de murallas, de forma irregular y muy alargado, adaptándose perfectamente al escaso terreno disponible en la cima, al estilo Nazarí. Presenta los típicos torreones de trecho en trecho, con planta cuadrada o rectangular. Las diferencias en su fachada revelan las sucesivas reformas y restauraciones que sufrió el conjunto, confirmando la importancia que tuvo durante los siglos de las guerras de frontera. La puerta está dispuesta en ángulo recto con respecto al muro contiguo, que conserva bien el almenado. Tiene arcos apuntados de herradura y restos de una decoración pintada en blanco y rojo. Para su edificación se aprovecharon los muros de un edificio romano de excelentes sillares, así como inscripciones latinas, que formarían parte del mismo edificio, fueron empleadas como elementos constructivos en la obra islámica
Se conservan varios aljibes
muy grandes, de distintos diseños y muy interesantes arquitectónicamente. Uno
de ellos tiene arcos idénticos a los del acueducto almohade de los cañones de
Carmona, en la provincia de Sevilla.
El alcázar fue muy reformado
durante la época cristiana. Conserva los fosos, cortinas, bastiones que lo
independizan del resto de la ciudad. Un corte del terreno en la plaza de
armas permite ver la estratificación de los sucesivos pavimentos que se han
ido añadiendo a lo largo de los siglos. En su centro se alza la torre del
homenaje, de planta circular, que oculta en su interior otra más antigua y
reducida, de planta poligonal. Tiene dos plantas internas cubiertas con
bóvedas de paños muy restauradas, y por su estilo parece mudéjar, incluso
directamente de época islámica, lo que le conferiría gran interés al ser muy
raras en occidente las torres islámicas de planta circular, en vez de
cuadrada.
El templo romano es de gran valor arquitectónico y religioso, actualmente se
encuentran en estado ruinoso.
“El baño de la
reina mora” se encuentra en estado de ruinas y de difícil acceso. Se puede
visitar pero hay que trepar para verla porque no cuenta con pasarela o
escaleras que faciliten el acceso. En esta zona podemos observar lo que
parecen ser restos de una antigua iglesia mozárabe así como el llamado” baño”
que es casi con toda probabilidad una pila para celebrar el rito del bautismo.
Por último, a unos 7 kilómetros de la población,
partiendo del lugar denominado
"Los Barracones", están las pinturas de la Laja Alta, consideradas
de las más importantes del arte esquemático, siendo las únicas donde se
representan escenas marítimas con grupos de barcos. Este abrigo rocoso, de
pequeñas dimensiones, se localiza al fondo de la Garganta de Gamero, junto a
un elevado escarpe vertical, labrado en la arenisca silícea, dentro del
término municipal de Jimena de la Frontera. Contiene un gran número de
representaciones pintadas en el panel que constituyen sus paredes rocosas.
Podemos observar antropomorfos esquematizados (cruciformes, en brazos en asa,
en phi griega, ancoriformes). Algunos de ellos parecen portar armas, ídolos
oculados, cuadrúpedos de tendencia esquemática, esteliformes, ramiformes,
motivos circulares y geométricos, manchas y embarcaciones.
Bibliografía
CORZO SÁNCHEZ, R. et. al. (1993): I Jornadas Seminario Permanente de Historia y Arqueología, Jimena
de la Frontera Jimena.
GOMEZ DE AVELLANEDA SABIO, C., (2014): “Almoraima”, 41, Urbanismo Histórico en Jimena de la
Frontera.
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