EL COLOSO DE CONSTANTINO
Noemí Raposo Gutiérrez
El coloso de Constantino es el nombre
correcto de la escultura que conocemos como cabeza colosal de Constantino. Esta
escultura se conserva actualmente en los Museos Capitolinos de Roma, concretamente
en el Palazzo dei Conservatori situada en uno de los patios del edificio
llamado Cortile. Esta estatua colosal fue creada con la técnica del acrolito,
es decir, fue una estatua cuyo torso estaba realizado en madera, pero la madera
no era visible, sino que estaba recubierta por bronce, oro o vestiduras, y las
extremidades realizadas en mármol procedente de diferentes lugares[1].
La estatua tuvo que medir unos 10
m [2]
y estaba situada en uno de los ábsides de la Basílica de Majencio ubicada
en el Foro Romano.
En cuanto a la fecha de creación se sabe
que es una obra original romana de la primera mitad del siglo IV d.C., pero no
existe un consenso entre los investigadores para concretar esta fecha, unos
dicen que fue creada entre los años 313-324 d.C., años en los que Constantino
posiblemente la dedicase a la
Basílica de Majencio, sin embargo, hay otros investigadores que
argumentan que la fecha de creación fue entre 324-330 d.C.[3],
ya que este tipo de mirada que aparece en la estatua de Constantino, no aparece
en los retratos de occidente hasta que el emperador no establece totalmente la
monarquía universal en el año 324 d.C. y así es reflejado en las monedas
acuñadas en esa época con el mismo estilo artístico e iconográfico que cuenta
la escultura, por lo que estos cambios aparecen en las monedas, donde el
emperador aparece con la diadema, que adopta en el año 324 d.C. Además, el
retrato del emperador que mira hacia el Más Allá en una pretensión de
inspiración divina, no aparece tampoco hasta el año 324 cuando adquirió el
poder absoluto. Por tanto, el coloso de Constantino tuvo que ser realizado en
una fecha posterior al año 324 d.C. en coherencia con los datos aportados[4].
Con respecto a las restauraciones que ha
sufrido la obra, tenemos constancia que fue restaurada, pero que algunas de
ellas se quitaron en 1924, las restauraciones fueron las siguientes: en la
cabeza se restauró el mechón de pelo situado sobre la oreja derecha, se
restauró también la parte posterior de la cabeza, ésta se juntó al cuello y al
pecho con cal y se puso un parche sobre la oreja izquierda, que está fracturada
por los bordes, para señalar que antes habría un mechón de pelo, como ocurre en
la oreja derecha[5].
En la mano derecha se restauró el dedo índice, la parte superior del dedo
corazón y la punta del pulgar. El brazo derecho al romperse por la parte
superior también fue restaurado pero de forma muy tosca[6].
El pie derecho también fue restaurado con un refuerzo del dedo meñique, y finalmente,
se restauraron los dedos índice, corazón y anular del pie izquierdo[7].
Descripción iconográfica
La escultura representa al emperador
Constantino el Grande sentado sobre un trono con la mano derecha sostiene una
lanza o un cetro[8],
la pierna derecha estaba echada hacia delante y la izquierda hacia atrás[9],
y los pies posiblemente estaban apoyados sobre un banquillo[10].
Como ya hemos comentado, se trata de un acrolito, por este motivo sólo ha
llegado hasta nosotros las extremidades realizadas en mármol, y un pequeño
fragmento del hombro y pectoral izquierdo. Algunos autores piensan que en el
torso portaba una armadura de bronce, que podría tener grabada la cabeza de
medusa[11],
lo cual tiene un gran significado iconográfico para el mundo antiguo[12],
y encima de ésta un paludamentum[13].
Sin embargo, en el fragmento encontrado el pectoral del emperador aparece
desnudo, por lo que se piensa que la estatua tuvo que presentar el cuerpo
desnudo, salvo por algunos sitios que podría estar tapado con alguna
vestimenta, pero con ello podemos confirmar que no llevaba coraza u otro tipo
de vestuario que cubriese el torso[14].
Con respecto a los fragmentos que se
conservan de la escultura, nos centramos en la colosal cabeza, que mide 2,60 m . de altura junto con
el cuello y parte del pecho. Realizada con mármol del Pentélico. El pelo está
dispuesto de forma simétrica con mechones alineados y en ellos aparece una
hendidura que hace pensar que tuviera una diadema de metal, como aparece en
otras obras y en las monedas. La frente está muy evidente, al igual que las
líneas de las cejas, aunque la del ojo izquierdo está consumida[15].
Sin embargo, lo que más llama la atención de la cabeza son los ojos inmensos,
abiertos, desmesurados, con los párpados fuertemente tallados, las pupilas
dilatadas e incisas en forma de luna creciente, con profundas bolsas bajo ellos
bastante marcadas, y todo ello sumido en las sombrías concavidades oculares[16].
La nariz es aguileña, los labios están bien señalados y divididos, y el mentón
es prominente. La cabeza, en su totalidad, esta dispuesta de manera frontal y axial,
con severidad, lo cual hace pensar que tenga una influencia egipcia[17].
El fragmento de hombro y pectoral
izquierdo mide 1,26 m
de longitud y 52 cm
de anchura y estaba desnudo[18].
Otro fragmento es la mano derecha que
mide 1,66 m
de altura está realizado con mármol de Carrara. La mano tiene el dedo índice
recto apuntando hacia el cielo, y los otros dedos cerrados. En la curva del
dedo meñique hay una depresión con un pequeño agujero en el centro, que servía
como base de un cetro o lanza.
El brazo derecho que mide 1,59 m de altura está realizado
también en mármol de Carrara. El fragmento que se conserva es la parte superior
del brazo, a partir de la base del músculo deltoides hasta la mitad del
antebrazo. En la parte de arriba hay un agujero de un clavo y las venas están
bien evidentes. El brazo estaba recto horizontalmente y el antebrazo levantado
hacia arriba[19].
La pierna derecha de 2,10 m de altura realizada
con mármol Grechetto. Este fragmento incluye la espinilla y el gemelo, en el
cual tiene una fractura en la parte superior. La rodilla derecha mide 78 cm y está realizada en
mármol Grechetto, el fragmento tiene un agujero rectangular en el punto en que
la rodilla se juntaba con la pierna, por la parte superior.
Contamos también con un fragmento que se
piensa que puede ser el gemelo de la pierna izquierda, o bien, un fragmento de
la pierna izquierda, que mide 78
cm y está realizado en mármol del Pentélico[20].
El pie derecho tiene una longitud de 1,81 m realizado con mármol
del Pentélico. La parte del talón y la pierna estaban echas en una pieza y
luego se juntaron al pie.
Por último, tenemos el pie izquierdo, con
una longitud de 2 m
y realizado en mármol de Paros. El fragmento cuenta con el pie izquierdo, el
tobillo y el talón, los cuales fueron hechos en una pieza separada[21].
La parte posterior de toda la estatua es
aplanada y trabajada de forma esquemática[22],
ya que estaría apoyada contra la pared, por lo que se vería de frente.
Simbología de la pieza
La estatua levantada en honor al
emperador Constantino nos lo muestra tronando a la manera de un Júpiter pagano.
Sin embargo, su expresión no es ya la de un dios antropomorfo; ahora es un
nuevo emperador, un ser humano que está sentado en el Más Allá, por lo que se
intuye que la majestad divina le supera. Elevado al rango de persona divina por
un proceso irresistible, y presentado a sus súbditos, en una última gradación
del pasado más reciente, como encarnación del dios supremo, el emperador,
poseedor de plenos poderes en la tierra, apelaba ahora a alguien que no
toleraba a su lado ninguna otra divinidad. Es evidente que con esto se
eliminaba de un golpe la falta de autenticidad a la que estaba condenado el
poderío político romano con toda su parafernalia litúrgica. Cuando el emperador
Constantino tronaba como un dios sólo exigía para él veneración religiosa como
representante de una soberanía superior[23].
Según Eusebio de Cesarea, el emperador es
un enviado de la
Providencia , el liberador aparecido tras el largo tormento de
las persecuciones, el heraldo de Dios en este mundo, su soberanía terrenal, la
imagen de la soberanía divina y del anunciado reino de Cristo. El emperador es
amado por Dios y modelo de absoluta piedad y encarna todas las virtudes de los
reyes[24].
La expresividad que manifiesta en la cara, sobre todo, a través de los ojos,
revela más que nunca la trascendencia de la personalidad de un líder. Con la
mirada él viaja Más Allá de las fronteras físicas y llega a su fin en una
dimensión superior, por lo que, así se pone en contacto con los poderes que
gobiernan el mundo. Actúa como arbitro, controla el destino y está en un nivel
superior al de los demás. La ideología imperial está cristalizada en su cara, y
así aparece como juez del mundo, como un cosmocrator.
Su trono está en el centro del universo, él es la ley del cosmos y el portador
de la paz. Por tanto, esta escultura no es un mero retrato del emperador
Constantino, sino que estamos frente a una expresión del poder divino del
emperador[25].
Bibliografía
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BIANCHI BANDINELLI, R. (1994): Roma. La fine dell'arte antica, ed. Feltrinelli, Milano.
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spätantiken porträts, Edizione Anastatica, Roma.
L’ORANGE,
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PIETRANGELI, C. (1966): Musei Capitolini: guida breve, Roma.
STUART
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ancient sculptures preserved in the municipal collections of Rome. The
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Roma.
STRONG, E. (1926): La scultura romana: da Augusto a Costantino, Vol. 2, Istituto di Edizioni
Artistiche di Fratelli Alinari, Firenze.
[1] STUART JONES, H.
(1968): A catalogue of the ancient
sculptures preserved in the municipal collections of Rome . The
sculptures of the Palazzo dei Conservatori, ed. L’Erma di Bretschneider, Roma, p. 9.
[2] BIANCHI
BANDINELLI, R. (1994): Roma. La fine dell'arte antica, ed. Feltrinelli, Milano,
p. 85.
[3] AA.VV. (2006): Musei
Capitolini. Guida, ed. Electa, Roma.
[4] L’ORANGE, H. P. (1982): Apotheosis in ancient portraiture, ed.
Caratzas Brothers, New Rochelles, New
York , p. 114.
[5] STUART JONES, H. (1968): A catalogue of the ancient sculptures
preserved in the municipal collections of Rome .
The sculptures of the Palazzo dei Conservatori, ed. L’Erma di
Bretschneider, Roma, p. 9.
[6]
STUART JONES, H. (1968): A catalogue…,
p. 11.
[7]
STUART JONES, H. (1968): A catalogue…,
p. 13.
[8] BIANCHI BANDINELLI, R. (1994): Roma…., p. 85.
[9]
STUART JONES, H. (1968): A catalogue…,
p. 9.
[10] STRONG, E. (1926): La scultura romana: da Augusto a Costantino, Vol. 2, Istituto di Edizioni
Artistiche di Fratelli Alinari, Firenze, p. 412.
[11] STRONG,
E. (1926): La scultura romana…, p. 412.
[12] La
cabeza de medusa grabada en los escudos y armaduras de los militares tenía un
gran sentido iconográfico, ya que mitológicamente Medusa con tan sólo mirar a
las personas los petrificaba y los militares usaron su cabeza para grabarlas en
sus armamentos y así sentirse protegidos, porque cuando el enemigo veía la
cabeza de Medusa se asustaba, por lo que con ella conseguía alejar los
peligros.
[13] Capa
usada por los emperadores y militares romanos. Era generalmente de color
escarlata hasta que a finales del siglo I d.C. los emperadores empezaron a
utilizarla de color púrpura. Tenía forma rectangular y se sujetaba al hombro
por medio de un broche metálico. Se unía habitualmente encima del hombro
derecho y caía por la espalda hasta las pantorrillas. En las estatuas, se
representaba a menudo enrollado en el brazo izquierdo.
[14] L’ORANGE, H. P. (1984): Das spätantike..., p. 71.
[15]
STUART JONES, H. (1968): A catalogue…,
p. 9.
[16] GARCÍA Y BELLIDO, A.
(1979): Arte romano, p. 704.
[17] STUART JONES, H. (1968): A catalogue…, p. 9.
[18] L’ORANGE, H. P. (1984): Das spätantike..., p. 71.
[19] STUART JONES, H. (1968): A catalogue…, p. 11.
[20] STUART JONES, H. (1968): A catalogue…, p. 12.
[21] STUART JONES, H. (1968): A catalogue…, p. 13.
[22] L’ORANGE, H. P. (1965): Studien zur Geschichte des spätantiken porträts, Edizione
Anastatica, Roma, p. 136.
[24] CESAREA, E. (2008): Historia Eclesiástica, ed. Clie, Barcelona.
[25] L’ORANGE, H. P.
(1982): Apotheosis in ancient portraiture,
ed. Caratzas Brothers, New Rochelles, New
York , p. 116.
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LAS VILLAS ROMANAS EN ESPAÑA
Ana Sánchez Delgado
El término villa
proviene del latín, concretamente de la síncopa de vicula, diminutivo de vicus
que significa “granja, aldea”. Este término se aplica a la edificación de una
propiedad rural o fundus, aunque si
la villa se establecía en las
cercanías de la ciudad se le denomina fundus
suburbanus. Los autores antiguos utilizaban el término villa para designar cosas muy diferentes, ya que podía ser utilizado
para definir tanto una mansión señorial como una modesta construcción dedicada
a los trabajos agrícolas.
Para la arqueología
no siempre resulta clara esta identificación y suelen considerarse villas los asentamientos de mayor
superficie con restos constructivos importantes y elementos suntuarios. Por
debajo de esta categoría quedan numerosos asentamientos que pueden considerarse
casas de labor ya que, tanto su superficie como la importancia de los restos
arquitectónicos, son menores y los elementos suntuarios se encuentran ausentes
total o parcialmente. A pesar de ello,
el hecho de que se realicen trabajos agrícolas no permite hacer una
diferenciación entre ellos ya que todos los asentamientos rurales los realizan,
salvo aquellos exclusivamente residenciales que también se consideran villas.
Ambas funciones, residencial y agropecuaria son, por lo tanto, convergentes[1].
Características, tipologías y funcionalidad
Las villas romanas aparecerán durante el reinado de Augusto
como modelo de ocupación del territorio rural, lo que supuso el abandono
definitivo de los asentamientos ibéricos. Estas villas no sólo estuvieron
dedicadas a la agricultura, sino que en ellas se crearon zonas de recreo para
el disfrute de los habitantes de la misma. Durante el período republicano en
Hispania se produjo una serie de transformaciones en el sistema productivo, lo
que tuvo como resultado la implantación de un nuevo tipo de explotación
agraria: la villa. Durante el período Alto Imperial las villas se convertirán
en propiedades medianas, semiespecializadas y autosuficientes. Entre los siglos
III y IV las villas se especializarán y
se convertirán en complejos edificios de
producción, consecuencia directa de las crisis urbanas debido a las invasiones
franco-alemanas del siglo III o a los problemas surgidos por la Tetrarquía[2].
Las villas romanas en Hispania adoptaron variantes de
planificación diversas. En ellas lo urbano y lo rústico prevalecerán en mayor o
menor grado lo que impondrá a la villa un carácter de casa señorial o granja
agrícola. Otro caso particular serán las villas configuradas con el medio
marítimo que las rodea. Las similitudes de las villas hispánicas con villas de
carácter genérico han permitido la asignación de estas villas a tipos
definitorios, los cuales mostramos a continuación[3].
1. Villa de plan
diseminado
Este modelo consiste en la reunión de un número variable de
edificaciones domésticas o utilitarias erigidas con independencia dentro de la
villa. En la villa de plan diseminado, termas, graneros, establos,
instalaciones industriales y viviendas secundarias entre otros, forman parte de
la entidad de la villa, pero son funcional y arquitectónicamente construcciones
al margen de la edificación principal o mansión señorial. Encontramos dos modos
de disposición en la villa de plan diseminado: aquél en el que las
edificaciones carecen de un orden aparente y aquél en el que las edificaciones
se alinean a lo largo de un espacio abierto rectangular, de este último tipo
derivan las villas en forma de U o L, más generalizadas en el norte de Europa[4].
2. Villa
urbano-rústica
Este doble concepto que implica el término “urbano-rústica”
tiene como objetivo la justificación formal de los aspectos característicos de
la villa, por un lado, su finalidad agrícola y, por otro, su carácter de
habitación. Sería un tipo de villa en el que se asocian los caracteres
productivos (pars fructuaria) y los
residenciales (pars urbana), en el
que se transfieren al campo los requisitos de comodidad y decoración de la domus urbana.
La disposición más
usual en el área del Mediterráneo de este tipo de villa fue la centralizada en
torno a un peristilo, sin embargo, también estuvieron altamente representadas
aquellas villas que, conforme a una estructuración estrictamente funcional y rural,
aplicaron a las cámaras de habitación y departamentos termales los requisitos
decorativos de la casa en la ciudad observándose una ausencia del patio
porticado[5].
3. Villa residencial
Se trata de villas que, pese a haber sido excavadas, no se
conocen las dependencias de finalidad rústica, debido, principalmente, a la
recuperación parcial de su planta. Algunas de estas villas podrían definirse
como auténticas mansiones lujosas exclusivamente señoriales. Se trata de
edificios de construcción sólida, arquitectónicamente bien resueltos,
planificados con regularidad, decorados suntuosamente y plenamente acomodados a
la forma de vida en la ciudad.
Estas villas residenciales pueden agruparse en cuatro
grupos: el primero sería aquél en el que el desarrollo arquitectónico y
ornamental de las habitaciones de la villa desvelan el carácter señorial del dominus. En el segundo grupo estarían
presentes aquellas mansiones residenciales que por su limitación documental y
arqueológica permite desvelar su condición señorial debido a que se reduce
únicamente al núcleo de la mansión, sin descartar la existencia de un sector
servil y agrícola. El tercer grupo reúne a villas de apariencia señorial
aisladas geográficamente y de tipología arquitectónica indeterminada, cuya característica
principal es la ausencia de peristilo. El último grupo se corresponde con
aquellas villas donde lo único descubierto son las termas al no haberse
realizado una excavación completa de la villa[6].
4. Villa marítima
Las villas romanas de Hispania caracterizadas como marítimas
no responden a la realidad del prototipo de la misma, ya que estas villas se
caracterizan por tener un xystus y un
barrio marítimo. Sin embargo, hay un aspecto que si tiene en común una de las
villas hispánicas con las características de una villa marítima: la apertura al
mar mediante un pórtico. Esta villa hispánica se encuentra en la costa gallega
y se la conoce como la villa de Centroña
(Puentedeume, La Coruña). Esta villa cuenta con un pórtico columnado sobre un
acantilado a lo que se añade una rica ornamentación pictórica y estucada de la
unidad arquitectónica que se conoce, lo que la convierte en una residencia de
lujo marítima[7].
5. Villa con
establecimiento rústico
Son aquellas villas en las que sólo se conocen los espacios
de explotación agraria o industrial ya que, debido a la falta de datos
arqueológicos, no se conocen las habitaciones de residencia[8].
Una vez conocidas las tipologías más comunes de villas
romanas en Hispania, haremos una breve aclaración sobre el tipo de vivienda que
representaba la parte residencial de la villa en Hispania: la casa de planta
alargada y la casa de peristilo.
1. La casa de planta
alargada
Este tipo de casa presenta un único bloque compartimentado
más o menos en su interior, con un pórtico al frente y con o sin torres en la
fachada. Dentro de este tipo de vivienda podemos encontrar variantes como el
caso de: la villa encerrada en un rectángulo, en la que la construcción se
limita a un rectángulo compartimentado en su interior y cuyo origen se remonta
a la cabaña indígena prerromana; la villa de corredor, formada por un bloque
rectangular al que se añade una galería frontal con pórtico; la villa con
torres en la fachada, es una villa de corredor a la que se le han añadido dos
torres en las esquinas para realzar la fachada de la villa. Las torres no
solían sobrepasar la altura del edificio; la villa de pórtico es aquella que,
por su ubicación y monumentalidad, entra dentro del concepto romano de amoenitas locorum, aplicado a las villas
residenciales de lujo. Una característica clave de este tipo de mansión es que
se encuentra inmersa en el paisaje donde se encuentre; la villa de patio, es
aquella donde las distintas dependencias de labor y vivienda se establecen en
torno a un patio. Esta forma de organizarse cuenta con dos vertientes, por un
lado, el patio interior que actúa a modo de elemento integrador de todas las
edificaciones de la villa y, por otro, la villa que tiene las construcciones
anexas en un patio abierto y exterior que interviene como elemento unificador
de la misma[9].
2. La casa de
peristilo
Se trata de la vivienda de ámbito rural más extendida en
Hispania. Se caracteriza por ser una casa con un patio porticado generalizado
tanto en las casas residenciales como en las señoriales de núcleo de peristilo,
donde la columnata del peristilo es distintivo de lujo y ornamentación.
Este tipo de vivienda se subdivide en tres tipos dependiendo
del tipo de peristilo y la función que se le otorga: como espacio ajardinado
rodeado de pórticos, como patio rodeado de pórticos, donde el jardín es omitido
a favor de un patio porticado enlosado de tipología helénica y, por último, con
peristilo doble. Dentro de este tipo de vivienda podemos encontrar una serie de
variantes como son: la casa de atrio, que en la zona hispánica se presenta como
una unidad menor dentro de una edificación doméstica con un espacio central donde se ubica el
atrio; la casa de atrio y peristilo, es la continuación del modelo anterior
pero con la introducción de una columnata de origen helenístico[10].
Por último, haremos referencia a la funcionalidad de los
espacios dentro de la villa romana, es decir los espacios de habitación dentro
del sector señorial y aquellos establecimientos con función servil y
agrícola-industrial.
1. Espacios de
habitación
Las dos
habitaciones más destacables dentro de una villa señorial fueron el triclinio y
la sala de recepción. El triclinio es una pieza de recepción claramente
reconocible por la huella que en el suelo dejaron marcados los lecti triclinares o a través de algunos
detalles secundarios: acceso directo o casi directo desde el peristilo, entrada
tripartita, pavimento en forma de U y otros detalles complementarios como las
canalizaciones dependientes de los depósitos destinados al lavado de las manos
de los comensales. El salón de recepción u oecus
era una sala más amplia con una cabecera realzada en ábside o testero poligonal[11]. También encontramos
otros espacios de habitación menores, los cubicula,
de dimensiones reducidas y proporciones rectangulares, ordenados en hilera con
acceso desde el peristilo, pasillos de entrada o corredores de distribución. En
ocasiones el acceso no era directo y había que llegar a una habitación a través
de otra. Su función más directa era la de dormitorio[12].
2. Espacios serviles
y agrícola-industriales
Dentro de estos espacios podemos encontrar dos tipos de
dependencias: de utilidad doméstica y con finalidad agrícola. Las primeras
tenían una apariencia más rústica que el resto de dependencias de la villa,
esto hace suponer se correspondían con las habitaciones del personal al
servicio de la finca o a los espacios utilitarios de la casa como el horno, la
cocina o la bodega. En cuanto a las segundas, se utilizaban principalmente para
el almacenaje de cereal, de vino o de aceite, aunque también podían encontrarse
estancias destinadas a: prensar aceite o uva, graneros, establos e incluso a
zonas de fundición y hornos de cerámica[13].
Bibliografía
[1] ARASA I GIL, F. (2003): "Las villas: explotaciones
agrícolas", en GOZALBES FERNÁNDEZ DE PALENCIA, M., ALBIACH DELSCALS, R. y
BONET ROSADO, H. (coors.): Romanos y
visigodos en tierras valencianas, Valencia, p. 161.
[2] GARCÍA LERGA, R. y RUÍZ SÁNCHEZ, A. (2004):
"Aproximación al estudio de las villas romanas en España. Las villas de
Albacete, Ciudad Real y Toledo", en Arse:
Boletín anual del Centro Arqueológico Saguntino, nº 38, p. 208.
[4] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas…, p. 64.
[5] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas…, pp. 69-70.
[6] GARCÍA LERGA, R. y RUÍZ SÁNCHEZ, A. (2004):
"Aproximación al estudio de las villas romanas en España. Las villas de
Albacete, Ciudad Real y Toledo", en Arse:
Boletín anual del Centro Arqueológico Saguntino, nº 38, pp. 210-211.
[7] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas en Hispania. Madrid, pp. 134-135.
[8] GARCÍA LERGA, R. y RUÍZ SÁNCHEZ, A. (2004):
"Aproximación al estudio de las villas romanas en España. Las villas de
Albacete, Ciudad Real y Toledo", en Arse:
Boletín anual del Centro Arqueológico Saguntino, nº 38, p.212.
[9] GARCÍA LERGA, R. y RUÍZ SÁNCHEZ, A. (2004):
"Aproximación al estudio de las villas romanas en España. Las villas de
Albacete, Ciudad Real y Toledo", en Arse:
Boletín anual del Centro Arqueológico Saguntino, nº 38, pp. 213-215.
[10] GARCÍA LERGA, R. y RUÍZ SÁNCHEZ, A. (2004):
"Aproximación al estudio…”, pp. 215-216.
[11] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas en Hispania. Madrid, pp. 202-204.
[12] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas…, pp. 209-210.
[13] FERNÁNDEZ CASTRO, Mª C. (1982): Villas romanas…, pp. 217-219.
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RAMSES II
Manuel Jesús Rodríguez Mora
Ramses
II es considerado con razón uno de los mayores faraones que gobernó las tierras
del Nilo. Pertenecía a una dinastía que había llegado al poder con su abuelo,
Ramses I, general y visir del último soberano de la dinastía XVIII. Su padre
fue el gran Seti I y su madre Tuy, descendiente de una prestigiosa familia de
militares.
La
infancia de Ramses se asemeja a la de otros muchos futuros faraones, fue educado
en Luxor para heredar la doble corona e instruido en todo tipo de materias:
escritura, interpretación de imágenes escritas, astronomía, matemáticas,
geometría y religión. A la temprana edad
de 10 años fue nombrado heredero y comandante en jefe del ejército, lo que le permitió
aprender de su padre en las campañas que este emprendió contra libios e
hititas. A los 16 años fue asociado al trono por Seti I, siéndosele asignada
como primera tarea de responsabilidad la de la supervisión de las canteras de
Nubia y la construcción de Abidos, comenzando aquí su afición por las
edificaciones. Contrajo sus primeras nupcias con Nefertari, una mujer
perteneciente a una noble familia, con la que tuvo a su primogénito,
Amonherunemef.
A
la muerte de su padre Seti I, le sucedió como faraón en el año 1279 a. C., convirtiéndose
en soberano del Alto y Bajo Egipto y comenzó uno de los reinados más largos y prolíficos
de los que hemos tenido constancia. Fijándose entre sus objetivos la expansión
de las fronteras egipcias por Asia, asegurar la paz interior y poner en marcha
un programa constructivo que no tuvo parangón.
Política exterior
Su
intención de ampliar las fronteras egipcias acabó provocando un con conflicto
Muwattali, soberano del Imperio Hitita. En este contexto, inició en el año 4 de
su reinado una expedición contra los hititas, llegando hasta Biblos con la
intención de establecer bases marítimas para el avituallamiento de sus tropas.
Para responder a los movimientos de su adversario, Muwattali, estableció una
serie de alianzas con diversos príncipes de Asia Menor y Palestina para
enfrentarse a los egipcios. El gran objetivo de ambos era el control de Siria
y, por supuesto de las ciudades fenicias. La gran batalla se libró en Qadesh en
el año 5 del reinado de Ramses II. Sin embargo, éste cometió un error táctico
al precipitarse en acción por tomar dicha ciudad, lo que provocó su caída en
una trampa hitita de la que se salvaría gracias a su valor personal y a la
disciplina de su ejército. La actuación del faraón se halla narrada en los versos
del Poema de Pentaur:
Entonces apareció Su Majestad, parecido a su padre
el Dios Montu. Cogió sus armas y se ciñó la coraza, como el dios Baal presa de
su furor. El gran corcel que lo lleva es Victoria- en- Tebas; viene el gran
potrero real. Su Majestad se lanzó al galope, y se hundió en la entraña de los ejércitos
de esos miserables hititas, completamente solo, sin nadie con él. Al dirigir la
mirada hacia atrás vio que dos mil quinientos carros le habían cortado la
salida, con todos los guerreros del miserable país de los hititas, así como de
los numerosos países confederados […]
Los
dos enemigos se autoproclamaron como vencedores de la batalla. Ramses II lo dejó
reflejado en numerosas inscripciones que pueden verse en los templos de Luxor,
Karnak y Abidos
La
muerte del soberano hitita, desencadenó luchas dinásticas, que fueron aprovechadas
por Ramses II para pacificar Palestina, y en definitiva reconquistar el imperio
egipcio en Asia y África.
En Libia estableció una serie de colonias en
la costa y construyó una importante red de fortalezas para tener vigilada a la
población y evitar revueltas. Con respecto a Nubia, llevó a cabo una política
colonizadora iniciada por la Dinastía XVIII y jalonada por grandes monumentos.
Tras
varios años de paz, el nuevo rey hitita
Hatusil III y Ramses II, establecieron un tratado de paz y una alianza después,
gracias al tratado matrimonial. Aceptada
la alianza matrimonial por el faraón, el propio Hatusil III viajó a Damasco
para acompañar a su hija y entregársela al Ramses II. Fue la primera vez en la
historia que se produjo una entrevista diplomática a tan alto nivel.
Política interior
Una
vez asegurada la paz en el exterior y estabilizadas sus fronteras, Ramses se entregó
al gobierno de Egipto, entre las acciones que llevó a cabo podemos destacar la
de su importante labor constructiva, que dejó patente a todo lo largo y ancho del país. Como mano de
obra forzada, se utilizó en muchas de estas construcciones a contingentes
importantes de poblaciones extranjeras deportadas de Egipto, como fue por
ejemplo el caso de los hebreos en los trabajos de Pi- Ramses. Esta ciudad fue mandada
a construir por el faraón, en la región de Tanis en el Delta del Nilo, con la
idea de que fuese la nueva capital desde la que controlar todo su imperio.
Además planeó y construyó dos templos localizados en Nubia, concretamente en
Abu Simbel, uno dedicado a Ptha, Hathor, y otro dedicado a Hathor y Nefertari,
y también construyó el Ramsseum.
La
política de deportaciones e instalación en Egipto de contingentes extranjeros,
se usó tanto para establecer colonias agrícolas como para engrosar la fila del ejército.
Las causas de esta nueva política, deben ponerse en relación con el hecho de
que, según el historiador Diodoro Siculo, Ramses II reagrupó a sus súbditos en
clases hereditarias y cerradas. Estos contingentes extranjeros, fueron rápidamente
egiptizados y pasaron a integrarse plenamente en el conjunto de la población.
Pero las fuentes egipcias, también nos documentan los casos de pequeños grupos
que lograban fugarse y darse a la fuga y huir al desierto, como puede ser el
caso de los hebreos o de los propios egipcios que abandonaban las tareas
productivas huyendo de la creciente presión fiscal.
Una
de los ámbitos en el que hizo especial hincapié
Ramses II, y en el que puso un gran empeño y dedicación fue el referido
al aspecto religioso de su reinado. Normalmente los faraones se les consideraban
descendientes de los dioses, pero no era hasta su muerte cuando accedían a la
divinidad al quedar asimilado al dios Osiris, y pasaban a recibir culto como
una deidad más del panteón egipcio. Pero Ramses II no quiso esperar a su muerte
para gozar ese privilegio, y quiso equipararse en vida al resto de dioses del
panteón egipcio. Para ello, decidió dirigirse a Nubia lejos del clero de Amón.
Allí
pudo dar rienda suelta a su idea de equipararse a los dioses, construyendo
diversos templos en la región: cinco en la orilla occidental del Nilo y uno en
la oriental.
En
lo referente a su lucha con el clero de Amón, en un primer momento, les dejó clara
su intención de asumir todos los poderes, evitando la influencia que éstos
pudieran ejercer. Para ello nombró a un sumo sacerdote a Nebunemef, persona de
absoluta confianza del faraón. Sin embargo en el transcurso del reinado de
Ramses II, se aprecia las crecientes dificultades que encontró para mantener
neutralizado el poder del clero, política que acabó fracasando definitivamente
durante su dilatada vejez en el trono. Fue entonces cuando por fin, el gran
sacerdote de Amón pudo recuperar el sumo pontificado, es decir, el cargo de
“director de todos los cultos del Alto y Bajo Egipto”. Los templos a su vez
dejaron de depender del rey, y sus tierras y hombres adquirieron un estatuto
especial. Al rey no le quedaba otra opción que intentar afianzar todo lo que le
restaba de poder en el ejército, pero debido a las dificultades crecientes para
reclutar soldados egipcios opuestos por los templos, el ejército se hizo
progresivamente mercenario. Se preparaba así en el interior, el enfrentamiento
que acabó siendo decisivo entre monarquía y clero, enfrentamiento que terminó con
el Estado representado por el Imperio Nuevo, al mismo tiempo que comenzó a
apreciarse nuevas amenazas externas. Una de ellas, estuvo representada por un
pueblo denominado por los egipcios, “Pueblos del Mar”. No fue de todos modos
hasta la segunda mitad de siglo XIII que desencadenaron una serie de invasiones
en gran escala, que acabaron por cambiar
totalmente el mapa étnico y político del Mediterráneo Oriental.
Como
ya hemos comentado, la familia de Ramses era advenediza al trono egipcio y
necesitaba legitimarse. Por este motivo desde muy joven se le dotó de un harén
personal, y no tardó en contar con una numerosa prole que legitimó su dinastía. Se estima que al final
de su vida había tenido entorno a unos
cien hijos: entre 48 y 50 varones y entre 40 y 53 féminas.
Un
dato que nos indica la increíble longevidad de este faraón fue la cantidad de
fiesta del Sed que realizó. Esta
ceremonia era considerada el jubileo que los faraones celebraban en torno a los
30 años de su reinado, y que repetían a intervalos más breves, cada 3 o 4 años.
Con esta fiesta se pretendía que la fuerza del faraón, desgatadas por el paso
de los años, pudiera renovarse mediante ritos mágicos. Debido a su largo
reinado, Ramses II celebro 14 fiestas del Sed,
la primera de las cuales tuvo lugar, cuando éste contaba una edad 56 años,
celebrada en su nueva capital Pi- Ramses, en el año 1259 a.C. Los últimos
jubileos del rey se sucedieron anualmente, a causa de su avanzada edad. El
faraón falleció a sus 92 años, tras 66 años de reinado, en el 1212 a.C., y pasó
el trono a su hijo Minepthat.
Tras
su muerte, dejo tras de si uno de los reinados más gloriosos y prósperos de los
que gozó el Imperio Egipcio. Las fronteras egipcias se expandieron, la economía
floreció y se convirtió en una potencia temida y respetada en el exterior. Las
huellas que dejó para la posteridad mediante sus construcciones no solo maravillaron a sus contemporáneos,
sino que muchas de ellas han llegado hasta nosotros, permitiéndonos conocer
este maravilloso periodo de la historia egipcia y al soberano que las hizo
posible.
Bibliografía
PADRÓ,
J. (2001): Historia del Egipto faraónico,
Madrid.
PARRA
ORTIZ, J. M. (2007): “La incertidumbre de la Sucesión: Los herederos de Ramses
II”, Historia National Geographic nº
43, Barcelona.
CASTELLANO,
N. (2009): “Un dios sobre la tierra: Ramses II”, Historia National Geographic nº 66, Barcelona.
CASTEL,
E., (2010): “La Coronación del faraón: Ramses II”, en Historia National Geographic nº74,
Barcelona.
Recursos Electrónicos
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LA CASA DE LA VIDA
Noemí Raposo Gutiérrez
La Casa de la
Vida, que en egipcio se denomina Per Anj,
era el nombre dado a la institución existente en el Antiguo Egipto dedicada a
la enseñanza en su nivel más avanzado.
No se
conocen muchos pormenores sobre esta institución, pero se sabe que surgió en la
época del Imperio Antiguo. Tenía su sede
en la Residencia Real o en los templos más importantes, pero existían
filiales de ella en todos los santuarios de un cierto renombre. Probablemente cada ciudad de dimensión media
tendría su Casa de la Vida, se conoce la presencia de estas instituciones en
localidades como Amarna, Edfu, Menfis, Bubasti y Abidos.
En la
región de Tell el-Amarna la Casa de Vida estaba formada por dos salas principales
y sus anexos, uno de ellos era la casa del director de la institución. Entre
las enseñanzas impartidas se encontraban las de medicina, astronomía,
matemáticas, doctrina religiosa y lenguas extranjeras. El conocimiento de estas
últimas se hizo importante durante el Imperio Nuevo debido al cosmopolitismo de
la era, marcada por el dominio de Egipto sobre una vasta área que iba de Nubia
hasta al río Éufrates.
Esta
institución tenía múltiples actividades y reunía un personal altamente especializado: maestros, oficiantes, ejecutores de los ritos,
teólogos, artistas, médicos, exorcistas, decoradores, etc. Por cuanto resulta
posible deducir, en la Casa de
la Vida confluía el saber y se
desarrollaba una extraña convivencia entre religión, símbolo y arte; aunque
esta institución, que se remonta
ciertamente a la Primera dinastía, es conocida únicamente a través de citas tan diversas como para llegar a pensar que toda la vida de Egipto estaba relacionada
con ella.
En la Casa
de la Vida fueron probablemente unificadas, hasta donde era posible, las
teologías locales, relacionando a través de complejas mitologías las leyendas
de los dioses, y operando aquellos procesos de superposición de las
especulaciones teológicas.
Los
sacerdotes aportaban elementos para enunciar nuevas proposiciones, para
componer himnos sagrados y para desarrollar una forma orgánica de pensamiento
religioso, lejanamente emparentado con la filosofía, que reflejaba las
concepciones metafísicas. Se redactaban libros de magia, se
conservaban antiguos textos que contenían las fórmulas necesarias para la protección de la vida y de la existencia de ultratumba,
se recopilaban libros litúrgicos
necesarios para el culto
y obras sobre los ritos y sobre la
mitología; es probable que en la Casa de la Vida recibiesen una especie de imprimatur las innumerables
copias del Libro de los muertos encontradas en las tumbas del Imperio Nuevo.
No está
comprobado que fuesen también centros de formación sacerdotal, pero es lógico
pensar que sí, por la misma naturaleza
del instituto. En la Época Baja, los griegos llamaron “Escritores de las
cosas sagradas”, a los escribas de la Casa de la Vida que los egipcios llamaban
“Servidores de Ra” o “Seguidores de Ra”[1].
Un ejemplo
de instrucción dentro de la Casa de la Vida lo tenemos en la preparación para
ser magos. Los elegidos eran apartados desde niños de la vida común y sujetos a
muchas limitaciones. Ingresados desde muy pequeños en las Casas de la Vida de
los distintos templos, vivían en aislamiento y recibían una muy especial
formación espiritual.
Dentro de
las Casas de la Vida se establecía un sistema de “pupilaje” o tutela, dirigido
a garantizar que los seleccionados para ser magos serían dirigidos por un
sacerdote experto en sus aprendizajes de las enseñanzas. El método consistía en
un aprendiz dirigido por un iniciado o maestro. Por lo tanto, para ejercer las
funciones de mago había que pertenecer a un clero determinado y, con toda
seguridad, haber pasado por alguna de las Casas de la Vida que existían en los
distintos templos para aprender los conocimientos necesarios para poder
desarrollar tan delicada e importante función.
Posiblemente, el género didáctico, tan frecuente en la literatura del
antiguo Egipto, naciera en la Casa de la Vida y el aspecto
religioso de los libros
sapienciales sugiere la relación
directa con las fuentes de donde emanaban
los principios teológicos.
Casi con toda seguridad se puede decir que
el ritual de las fiestas religiosas, concebido como forma de reforzamiento de la vida divina en la emanación terrestre de los cuerpos de los dioses, la medicina y sus recetas, la
astronomía para conocer el
universo y el tiempo, la geometría y las matemáticas para calcular las proporciones de los monumentos,
tenían su centro motor en la Casa
de la Vida. De ella, los arquitectos
extraían los elementos teológicos para transformar simbólicamente el templo en una imagen cósmica; los escultores y los pintores aprendían
a hacer las “imágenes vivientes” según las enseñanzas del dios Thot, que
había enunciado las reglas de la creación artística; los
exorcistas aprendían las
fórmulas necesarias para los rituales mágicos contra los animales nocivos
y malditos; los artistas aprendían a
adornar los lugares sagrados, las tumbas, los muebles religiosos y funerarios
con aquellos elementos decorativos
que diesen garantía de fuerza, de
renacimiento y de estabilidad. Por
lo tanto, dado la enorme
cantidad de intereses que se centraban en la Casa de la Vida se
puede decir que constituían los centros
motores de Egipto.
Se puede
afirmar con casi absoluta seguridad
que la Casa de la Vida era cenáculo de sabios,
teólogos, eruditos y científicos y, al mismo tiempo, archivos y
escuelas donde se conservaban tradiciones religiosas, anales del reino y de los templos, obras de todo tipo, que pudieran estar siempre disponibles para ser consultadas por aquellos que
estuviesen autorizados.
De
algunos documentos se podría, sin embargo, deducir que esta institución desarrollase
también una función vagamente anagráfica, de registro de vecinos, al
menos por lo que concierne a las grandes familias; no es
improbable, por otra parte, que la presentación del recién nacido en la Casa
de la Vida tuviese únicamente el objetivo de establecer el horóscopo sobre la
base del día del
nacimiento.
No
está excluido que esta institución estuviese estrechamente ligada a las
bibliotecas de los templos, que contenían generalmente obras relativas al ritual
y al culto. Se piensa que en las
Casas de la Vida también funcionaban unos establecimientos que podrían ser
considerados una especie de sanatorio.
En conclusión, el aspecto más interesante de las Casas de la Vida es la intensa actividad que en
ellas se desarrollaba, el pueblo
estaba enteramente excluido, aunque
probablemente nada impedía que
accedieran a ellas escribas, médicos, sacerdotes o artistas.
Bibliografía
CIMMINO, F.
(2002): Vida cotidiana de los egipcios,
Madrid.
MARTÍN
VALENTÍN, F. J. (2002): Los Magos del
Antiguo Egipto, Madrid.
[1]
Ra era el dios solar egipcio, aquel que daba la vida; así, el título estaba
asociado a la idea de que los escribas serían ellos mismos transmisores de
vida.
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LOS MERCADOS DE TRAJANO
Noemí
Raposo Gutiérrez
El Foro y el Mercado de Trajano son el
éxito de un programa político mediante el cual, Trajano creó un complejo y
articulado centro administrativo con los que nos transmite un claro mensaje
celebrativo y propagandístico. Sin embargo, todo este complejo no hubiera sido
posible si no hubiese tenido un presupuesto económico que le permitiera al
Imperio Romano solventar dicha obra, presupuesto que vino gracias a la
conquista de la Dacia
con su rica minería de oro, unida al botín de guerra, lo que resultó
fundamental para aumentar el erario romano y construir en menos de un decenio
un programa urbanístico tan costoso y grandioso. No sabemos todavía a quién
perteneció la empresa edil que realizó esta obra, por un lado, se piensa si ésta
pudiera tener lazos familiares con las grandes familias imperiales y por otro
lado, se considera cuales eran los procedimientos para la asignación de obras
públicas. Sin embargo, es posible pensar que los encargados de las obras pudieran
estar relacionados directamente con el emperador o bien legados a su corte[1].
Descripción del complejo
arquitectónico
Los Mercados de Trajano se encuentran
ubicados en el Foro de Trajano y fueron construidos al mismo tiempo que se
realizaron las obras de dicho Foro, es decir, durante el primer decenio del
siglo II d.C. Este gran complejo está dividido en diferentes zonas, lo que le hace
un conjunto armoniosamente concebido de escaleras y paseos, desde el nivel de
Foro hasta la cumbre del Quirinal[2].
La parte inferior, a partir del nivel del
Foro, comprende al Gran Hemiciclo, articulado sobre tres plantas, con dos Aulas
Cabeceras a los extremos, y el pequeño hemiciclo en el extremo septentrional,
cuyas habitaciones se pierden bajo los edificios modernos de la vía Quattro
Novembre. La parte superior está separada de la inferior por medio de una calle
pavimentada, que en época tardía toma el nombre de vía Biberatica, sobre la
cual se abren las estancias de la tercera planta del Gran Hemiciclo. A la
espalda del Gran Hemiciclo se eleva el Cuerpo Central con las estancias a nivel
de la calle y formado por tres pisos en altura. Al norte la vía Biberatica que
por el centro flanquea el complejo desde la planta superior del Pequeño
Hemiciclo, pasando por la
Gran Aula , el Cuerpo Central y el Gran Hemiciclo. Por detrás
del Cuerpo Central y del complejo de la Gran
Aula se encuentra otra calle pavimentada, la vía della Torre
y otra estructura de época romana se encuentra en una zona actualmente llamada
el Giardino delle Milizie. Sobre esta estructura se edificó en la Edad Media ,
concretamente en el siglo XIII la
Torre delle Milizie.
- La Gran Aula es un gran espacio central que está
flanqueado por espacios cubiertos con bóvedas de cañón y dispuestos sobre tres
niveles. En el primer piso las habitaciones se abren directamente sobre el
aula, mientras en el segundo piso se abren sobre pasillo descubierto rodeado
por pilares. La cubierta del Aula está formada por seis bóvedas de crucería que
se apoyan sobre ménsulas de travertino. La unión con las plantas superiores se
hace por medio de dos escaleras dispuestas sobre los ángulos opuestos, próximas
al actual ingreso, de lo cual quedan visibles pocos restos, mientras del lado
opuesto se construyó, probablemente en el siglo XVI, dos rampas que ahora están
transformadas en ventanas, rampas que permitían el acceso al Giardino delle
Milizie.

- El Cuerpo Central es el nombre que se
le ha dado al edificio que surge entre la vía Biberatica, el área del Giardino
delle Millizie y la vía della Torre, con tres plantas de habitaciones. Las
estancias del primer piso, que están al mismo nivel del primer piso de la
Gran Aula , son de forma irregular, sin
puertas y terminan con una sala semicircular cubierta con una semicúpula
rebajada; a continuación sigue una pequeña habitación triangular, en la cual se
conservan las huellas de los postes de madera que funcionaban como encofrados
donde se echaba el hormigón. En el segundo piso hay una amplia sala con un
ábside y estancias de plantas irregulares con hornacinas rectangulares y
semicirculares abiertas sobre las paredes. El tercer piso vuelve a tener
estancias distribuidas de un modo análogo, pero mucho menos. En una pequeña
estancia se conservan, sobre la cúpula, frescos que se datan en el siglo XVI y
atribuidas al pintor Taddeo Zuccari. Las estancias de los pisos superiores
tampoco se comunican como ocurre en la Gran Aula , a diferencia como ocurre en la
actualidad. El acceso a este sector se realizaba a través de un pasaje detrás
de la sala con ábside del segundo piso, por medio de un portal abierto sobre la
vía della Torre. Desde aquí una escalera interna permitía acceder al piso
superior.

- La vía Biberatica representa la bisagra
entre la parte superior e inferior del complejo. El tramo rectilíneo más
septentrional, que se pierde bajo la actual vía Quatto Novembre conserva
todavía la imagen de una vía urbana de la antigua ciudad. Los edificios de la
Gran Aula y del Pequeño Hemiciclo,
parcialmente englobados se asoman a la calle con tabernae que conservan el umbral, el arquitrabe y las jambas en travertino.
La calle pavimentada está flanqueada por amplias aceras realizadas con lastras
de travertino.

- El Gran Hemiciclo constituye la parte
del complejo que tiene un contacto más directo con el Foro de Trajano. El diseño
semicircular de la construcción es debido a la exedra del Foro y fue construido
para contener el corte de la pendiente de la colina. A nivel del foro se abren
once estancias poco profundas cubiertas con pequeñas bóvedas de cañón. Las
estancias están pavimentadas con mosaicos de diseño geométrico en blanco y
negro, atribuidos a una restauración realizada en época severiana (inicios del
siglo III d.C.), y las paredes conservan restos de los frescos, probablemente
de la misma época. Se conservan tramos de mosaicos con diseños similares y de
una diversa decoración de frescos perteneciente a una fase precedente,
probablemente trajana. En el segundo piso un pasillo semi-anular, cubierto con
una bóveda de cañón continua y pavimentado con opus spicatum, toma luz de las ventanas abiertas a la fachada.
Encima de las cuales se abren una serie de estancias con bóveda de cañón
reconstruidas en época moderna. El tercer piso presenta una terraza externa que
constituye probablemente un recorrido de servicio y una serie de estancias
abiertas sobre la via Biberativa y en origen dotadas de un doble piso interno o
un altillo.

- Las Aulas de Cabecera se encuentras en
las dos extremidades del Gran Hemiciclo, al nivel del Foro, las cuales tienen
forma de grandes aulas semicirculares. Ambas aulas, estaban cubiertas con una
semicúpula y caracterizadas por un ingreso central y desde el cual se accede a
través de un marco de ladrillo que reproduce un tímpano arqueado como
coronamiento de la fachada.

- El Pequeño Hemiciclo es una estructura
dispuesta sobre tres niveles que se encuentra al norte del Gran Hemiciclo y
detrás del Aula de Cabecera septentrional. Los tres niveles son accesibles
desde las escaleras septentrionales del Gran Hemiciclo y presentan plantas similares
con habitaciones abovedadas que se abren hacia un pasillo anular escasamente
iluminado. Algunas habitaciones tienen en el centro del suelo una especie de
recipiente circular poco profundo para la recogida de líquidos, que se ha
interpretado como un depósito de aceite.
- La vía della Torre es un recorrido
pavimentado que se encuentra más arriba del Cuerpo Central y de la
Gran Aula , cuyos restos actualmente
visibles pueden ser en su mayoría atribuidos a una intervención en época
severiana. Sobre el lado opuesto de la calle se conservan tramos de un edificio
en ladrillo de época de Trajano, en origen debía disponer al menos de dos
plantas y caracterizado por la presencia de plantas hidráulicas (una cisterna,
bañeras, pozos y tuberías). En esta parte son particularmente visibles las
transformaciones de la Edad Media
y Moderna de las estructuras de época romana con la construcción de una
fortificación militar, un monasterio y un palacio renacentista.

En conclusión, este complejo estaba
concebido como el mercado central de la
Roma imperial. En las tabernae
se vendían provisiones como carne, verduras, frutas y diversas mercancías. El
Gran Aula servía de bazar y de bolsa al mismo tiempo, con dos pisos de tiendas,
seis de cada lado. Un complejo en el que se agrupaban aproximadamente ciento
cincuenta tiendas. La construcción de este mercado monumental tuvo como
resultado quitar toda importancia a los mercados especiales y por productos que
estaban en el centro de la ciudad, como el Forum
Holitorium, el Forum Cuppedinis y
el Forum Piscarium[3].
Bibliografía
HOMO, L (1956): La Roma Imperial y el urbanismo en la antigüedad,
México.
VITTI, M. (2011): “Mercati di Traiano”:
cantieri ieri e oggi”, Calce viva. I
Romani grandi costruttori nei Mercati di Traiano, pp. 21-30.
Recursos electrónicos
http://bib.cervantesvirtual.com/portal/simulacraromae/roma/mtraiano
[1] VITTI, M. (2011): “Mercati
di Traiano”: cantieri ieri e oggi”, Calce
viva. I Romani grandi costruttori nei Mercati di Traiano, pp. 21-22.
[2] HOMO, L (1956): La Roma Imperial y el urbanismo en la antigüedad,
México, pp. 220-222.
[3] HOMO, L (1956): La Roma Imperial y el urbanismo en la antigüedad,
México, pp. 220-222.
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